La empresa que construyó las unidades de tren articuladas (UTA) de la serie 3700, como las que sufrieron el accidente del 3 de julio de 2006, se desentiende de la modificación en los cristales que hizo Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) en 1997, en la que duplicó el grosor de las ventanas, de 5 a 9,52 milímetros.

En la escueta respuesta de un folio al juzgado de instrucción número 21, Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles SA (CAF), con sede en Beasain, confirma que «no tuvo constancia alguna de la modificación de ventanas llevada a cabo por FGV y, por tanto, ni participó, ni validó ninguna modificación, ni se facilitó ninguna información o instrucción al respecto». La fabricante de los trenes responde así a la pregunta formulada por la juez, a petición de los fiscales Sandra Bonet y Vicente Torres, sobre si «tuvieron conocimiento del cambio [del cristal] que implicaba un grosor del doble que el inicial» además de informar si «facilitó algún tipo de instrucción sobre el modo de proceder a dicho cambio y si precisaba una homologación posterior». Sobre esta última cuestión, CAF no se pronuncia.

La respuesta de CAF deja a los pies de los caballos a FGV ya que sus responsables se habían escudado hasta ahora en que modificaron las ventanas siguiendo las indicaciones de CAF. FGV admitió por escrito, en enero, ante el juzgado que modificó en dos ocasiones los cristales y marcos originales de las cuarenta UTA 3700 adquiridas a CAF, pero justificó que «en la modificación realizada se ha respetado el proceso de montaje, fijación y sellado de las ventanas, tal como se indica en el manual de mantenimiento de CAF». Un manual que desconocían los trabajadores que reparaban las ventanas (que debían repararse asiduamente por las pedradas que recibían), como han declarado varios oficiales de oficio de los talleres de FGV en Valencia Sud. Entre ellos un trabajador con 33 años de vida laboral en la empresa, quien admitió a preguntas de la fiscalía que «nunca había visto los documentos» en los que se detalla las características de los ventanales y cómo se deben reparar.

Agravó las muertes

Averiguar por qué cayeron todos los cristales del lado izquierdo del tren es importante, porque agrandó la tragedia del 3 de julio. Al saltar los ventanales del lado en el que volcó la UTA 3736, las víctimas fueron succionadas por la fuerza centrífuga del convoy arrastrándose sobre las vías y sus cuerpos acabaron destrozados entre el tren y los raíles.

La caída de los ventanales en estos trenes no se produjo sólo en el siniestro de 2006. En el accidente de Picanya de septiembre de 2005 al menos media docena de cristales de las UTA implicadas en el triple choque cayeron sobre el balasto tras el impacto. Los maquinistas, a través del Sindicato Independiente Ferroviario (SIF) denunciaron problemas en las ventanas de las UTA que se «caían de los trenes en marcha», como demuestra la imagen publicada en agosto de 2006 por Levante-EMV de un cristal caído sobre las vías en la salida del apeadero de Montortal en l´Alcúdia. En los nueve meses previos al accidente, la UTA 3736 sufrió seis roturas de ventanas, según el historial de reparaciones de FGV.

Un litigio que declaró ilegal un concurso

Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) y Construcciones y Auxiliares de Ferrocarriles SA (CAF) se enfrentaron en los tribunales en 2006, después de que la fabricante de trenes vasca denunciara a la operadora valenciana por la adjudicación de 9 trenes-TRAM para Alicante a la empresa Alstom, hoy Vossloh, en 2001 por 57 millones de euros. CAF recurrió la adjudicación, en un gesto poco habitual en el sector ferroviario donde el abanico de fabricantes y clientes es muy limitado, y logró que un juzgado le diera la razón al declarar nula la adjudicación porque FGV «violó los principios de igualdad y libre concurrencia» al primar la oferta de Alstom-Vossloh pese a «contravenir» el pliego de condiciones al presentar una propuesta de construcción de trenes que se saltaba las exigencias técnicas. l. b. valencia