El empresario José Herrero es el primer acusado en la causa de Terra Mítica „que investiga un fraude de 4,4 millones de euros„ que admite la facturación falsa en el parque temático de Benidorm (la Marina Baixa). Herrero reconoció que «alguien» falsificó facturas de una empresa suya, Herrero Mantenimiento, por trabajos no realizados en el año 2000, sin su conocimiento ni consentimiento.

Herrero fue uno de los empresarios que implicó al expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana en el supuesto cobro de comisiones ilegales en Terra Mítica, se enfrenta a una pena de 17 años y cuatro meses de prisión, como le reclama el ministerio fiscal. En la sesión celebrada ayer se volvieron a escuchar las grabaciones en las que Herrero vinculaba a Zaplana con el fraude, al contarle a un diputado del PSPV que vio cómo el empresario Vicente Conesa se metía una bolsa con dinero en el maletero de su coche y le dijo que se lo iba a repartir con Zaplana. El ex presidente de la Generalitat y ex ministro de Trabajo llegó a querellarse por calumnias contra los empresarios Herrero y Antonio Moreno Carpio, aunque finalmente retiró su acusación, con lo que se dictó sentencia absolutoria. Herrera tampoco quiso ayer responder a preguntas sobre las grabaciones, que los abogados de la defensa pretenden que se declaren nulas.

Sobre su participación en el supuesto fraude de Terra Mítica el empresario aseguró que ni elaboró ni cobró numerosas facturas de su empresa, Herrero Mantenimiento, por valor de alrededor de 100 millones de pesetas que obedecían a supuestos trabajos en el parque de Benidorm. «No sé quién las hizo, pero yo desde luego no», aseveró. De hecho, explicó que la empresa desde la que se hicieron estas facturas, «estaba muriéndose» en el año 2000, ya que no tenía ninguna actividad ni mucho menos trabajadores. Sin embargo, en ese ejercicio se realizaron numerosas facturas a Prexing Botanics, de Antonio Moreno „otro acusado„, en las que figuraba el sello de la mercantil, pero no la firma. «Ni facturé ni autoricé a nadie para que las emitiese», insistió. Fue por este motivo por lo que no presentó declaraciones del IVA ni el Impuesto de Sociedades: «Porque era una sociedad que habíamos dejado morir y en ese ejercicio no tenía actividad. No conocía la existencia de esas facturas», repitió, tras insistir en que ni ha estado en el parque ni piensa ir «después de esto».

Preguntado por quién pudo elaborar estas facturas falsas, ha señalado que lo desconoce, pero imagina que «el que se haya beneficiado de ellas. Yo desde luego no», reiteró. «Imagino que Prexing Botanics se habrá beneficiado». Por ello, pidió explicaciones al administrador de Prexing Botanics, Moreno, tras enterarse «por la prensa» de lo ocurrido, y éste le dijo que «no pasaba nada». Su abogado también le informó que el caso iba a archivarse, por lo que decidió no declarar en instrucción. «Si todo el mundo te dice que no va a pasar nada, me creo que no va a pasar nada, y entonces tampoco voy a ir yo... No tiene sentido», ha apostillado.

Otro empresario imputado en la causa, Emilio Muñoz, para quien solicitan 20 años y un mes de prisión, también reconoció facturas falsas por trabajos no ejecutados. El acusado era trabajador de Mecanizados Hermanos Muñoz, y afirmó que se hicieron facturas falsas con el nombre de su mercantil que él no había visto ni consentido, aunque él no llegó a cobrar el importe de esas facturas ni pagarés. «No he recibido ni una peseta, ni un euro», apostilló. Muñoz explicó que los empresarios José Luis Rubio y Vicente Conesa le dijeron que en el parque se tenía que trabajar mucho y que probablemente se tenían que hacer «facturas no reales». Él les contestó que no quería «saber nada».

En la sesión de ayer también declaró Jesús Felipe Moreno Carpio, hermano del empresario imputado, que se enfrenta a 33 años de cárcel. El acusado, quien figuraba como administrador único de Red Moreno, empresa que supuestamente hizo trabajos en el parque, justificó que «quien llevaba todo» era su hermano.

«Yo solo estaba en el almacén, era un simple trabajador, pero si mi hermano me decía que fuera a Correos, al banco o que firmara algo, lo hacía sin más porque confiaba en él», explicó. El acusado también figuraba como autorizado en las cuentas de una empresa de Rubio. Al respecto explicó que firmaba lo que le decían. «En tema de construcción yo no estaba. Yo estaba en el almacén y no puedo decir más».