Què has fet Marcos, has fet algo?» le preguntaba Rus tras acorralarlo en un coche. «Ei, algo he fet», respondía Benavent, el hijo político de «Alfonso», que ha acabado matando al padre tras inmolarse como un yihadista por palabra, obra, omisión o negligencia. Puede que el 80 % de ese «algo» haya sido mancomunado. O más. A estas alturas ya lo sabríamos a ciencia cierta si esta campaña que arranca reventada para el PP „el reloj del detonador se retrasó, luego no se pudo detener y de matar políticamente al de enfrente del Palau se ha pasado a dinamitar a medio partido„ contara con TeleRus. Nadie se acuerda de esta BBC nonata llamada a suplir a RTVV en el combate sin cuartel contra la corrupción. En ese canal habríamos escuchado contar billetes en valenciano semi «apitxat». Quizás TeleRus nos revelaría junto a qué empresa de comunicación muy auxiliar del PP desde tiempos de Zaplana empezó a curtirse Benavent como «freelance» a comisión o cómo el empresario del tomate Kiki en la Toscana valenciana de Fontanars dels Alforins, un tal Máximo Caturla, se integró en los «hombres de Alfonso», quién lo recomendó y si su misión secreta explica que fuera el único diputado que le impusieron al de Xàtiva. TeleRus nos explicaría por qué Caturla nunca se ha alejado de la caja del dinero desde 1995 o por qué dos altos funcionarios supervisores de cuentas se apearon de la diputación, uno de ellos en la curva de una carretera. Y tras las exclusivas, «bous al carrer» hasta la madrugada.