En el actual escenario de paro juvenil y exilio postuniversitario, un camino de supervivencia para la generación que se halla en el alambre laboral es el autoempleo. Y dentro de él emerge el emprendimiento social. Forjar un proyecto de empresa que persiga el impacto social en lugar de beneficios, que opere de forma innovadora a través de la producción de bienes y servicios, que utilice los beneficios para alcanzar sus objetivos sociales y que implique a trabajadores, a la clientela y a los sectores interesados en su actividad. Puede parecer una quimera en el contexto actual. Primum vivere deinde philosophare, dirían los escépticos. Sin embargo, es justo lo contrario aquello que incita a la Red Creactiva a organizar en Valencia el II Foro Internacional para la Innovación Social y haber elaborado una hoja de ruta con 23 propuestas para el abordaje político de la innovación social y el emprendimiento social.

El foro, en el que participarán más de 300 personas, se desarrollará en Valencia el 21 y 22 de septiembre. Pero el documento con las propuestas para ampliar la senda del emprendedurismo social (y el apellido «social» es clave en este campo, en el que no se trata sólo de tener una buena idea y ganar dinero) ya está cerrado.

Después de haber mantenido cuatro mesas redondas con personas del ámbito político, administrativo, social y universitario, el documento que compila las iniciativas allí planteadas propone medidas para dar el impulso necesario a un sector „la creación de emprendimientos sociales„ que tiene en España una de las tasas más bajas de la Unión Europea.

Un mapa frente al paro juvenil. El documento considera indispensable que la Administración cree un mapa de organizaciones y entidades que trabajan el desempleo juvenil en sus distintas formas (jóvenes en riesgo de exclusión, «ninis» o jóvenes con formación superior en dificultades de encontrar trabajo) para convertirlo en una herramienta de servicio público. «Esta estrategia puede facilitar la incorporación de la gente joven a la vida laboral, fomentar sinergias y esfuerzos conjuntos entre distintos agentes sociales y apoyar el tejido de las entidades sociales», destacan los impulsores del documento.

Una bolsa de trabajo social. Las ideas consensuadas por las mesas de trabajo que reunió la Red Creactiva recogen la conveniencia de crear una bolsa de trabajo social que pueda vincular a empresas sociales, organizaciones y entidades sociales con jóvenes sin empleo.

Una figura jurídica propia. Consideran «imprescindible» la creación de una figura jurídica que contemple la empresa social y que se establezca un marco jurídico favorable al emprendimiento social, eliminando barreras de gestión y promoviendo diversas fórmulas de apoyo económico.

Contra la lógica burocrática. Abogan por tumbar «la dinámica obsoleta de la lógica burocrática» actual para «simplificar los procedimientos administrativos de las instituciones promotoras de la innovación social y aumentar su transparencia y su confianza».

Apadrinamientos sociales. Para ayudar al despegue de los proyectos de emprendimiento social, se sugiere la creación de una red de apadrinamiento para empresas sociales de nueva aparición, con embajadores llegados de otras empresas que tutelen o representen a empresas sociales recién surgidas. Se trata de una forma de solidaridad empresarial.

Un medidor de la innovación. La Red Creactiva propone implementar sistemas de medición de la innovación social como forma de cuantificar su impacto. Asimismo, el documento reclama que se desarrollen mecanismos que permitan a la ciudadanía evaluar las políticas públicas de innovación social mediante «encuestas cualitativas o foros de discusión», y que se generen órganos de colaboración social con poder de decisión al respecto.