El ex gerente de Orange Market, Cándido Herrero, sudó ayer la gota gorda ante el exhaustivo interrogatorio de la Fiscal Anticorrupción, Ana Cuenca, que se prolongó durante más de cinco horas, con descansos e interrupciones por fallos técnicos. Herrero se enfrenta a una petición de seis años de cárcel por los delitos de tráfico de influencias, prevaricación administrativa, malversación de caudales públicos, fraude a la administración pública y falsificación de documento oficial, según el auto de apertura de juicio.

La estrategia del ex gerente de Orange Market al responder a la Fiscalía siguió al pie de la letra el manual del acusado: centrifugar las responsabilidades y derivar a sus superiores (Pablo Crespo y Álvaro Pérez) o sus inferiores (las productoras de Orange Market) la autoría de las decisiones en entredicho judicialmente. Herrero se autodefinió como un mero ejecutor de las órdenes que le daban Crespo y Pérez ya que era «jefe de producción, pero no era un alto cargo», aunque llegó a ser consejero delegado de Orange Market y a estar autorizado en las cuentas y cajas de seguridad de la empresa. Por no saber, Herrero hasta desconocía que Orange Market fuera la sucursal en Valencia del conglomerado de empresas creadas por Francisco Correa. «No tenía concepto de grupo, ni tampoco llamaba "jefe" a Francisco Correa», zanjó al ser interrogado insistentemente por el «holding» de la trama Gürtel.

Al ser preguntado por el éxito de Orange Market, creada en 2003 y que murió de éxito al organizar todos los actos electorales del PP y de varias «conselleries» hasta que estalló el escándalo, Cándido Herrero achacó los continuos triunfos contractuales de la empresa a su buen hacer. «¿La fluida relación de Álvaro Pérez con cargos públicos les abrió las puertas y permitieron los contratos?», preguntó sin ambages la fiscal. «Más bien fue por los proyectos interesantes, la mucha calidad y la satisfacción del cliente al 100%», replicó el ex gerente de Orange. Aunque le cortaron rápidamente: «No le pregunto por eso». En realidad, la fiscal estaba interesada en las adjudicaciones del «stand» la Feria Internacional de Turismo (Fitur), que Orange Market logró de 2005 a 2009. A Cándido Herrero le preguntó detalladamente por las adjudicaciones de 2006 y 2007, que Orange no debería haber ganado porque la empresa «fue la oferta más cara» en 2006 y cometió un error en la oferta económica que presentó a la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) que debería haberla invalidado automáticamente. Éste último hecho provocó un cruce de correos y llamadas entre miembros de la trama y técnicos de la AVT que Cándido Herrero despachó con un «fue un cabreo interno de nuestra empresa. De la AVT no me llamaron». E insistió la fiscal: «¿Era especial la relación de Álvaro Pérez tras el cambio de consellera en 2008? ¿Pidió a Álvaro Pérez que llamara a la consellera por un asunto? ¿Había familiaridad con los técnicos de la AVT», se interesó la fiscal. «No especialmente, como cualquier proveedor», respondió Cándido Herrero. Aunque su rostro se demudó cuando la fiscal solicitó escuchar la grabación en la que pedía a Pérez llamara a Such para adelantar una reunión. «A la consellera no puedo llamarla para estas gilipolleces», se escuchó decir en la sala al otrora «El Bigotes». También se escuchó la famosa grabación en la que Álvaro Pérez llama desde la tienda Louis Vuitton donde va a comprarle un bolso a la alcaldesa de Valencia y un reloj para la consellera de Turismo. «Yo jamás vi en Orange Market bolsos o relojes». Y soltó un rotundo «no» al preguntarle si las ex conselleras Such y Martínez recibieron un reloj.