La Generalitat Valenciana ha sacado a concurso la elaboración de los mapas estratégicos de ruido de carreteras y líneas de ferrocarril (FGV) de su competencia correspondientes a la aplicación de la 2º fase de la Directiva 2002/49 cuya ejecución debería haberse realizado antes del 30 de junio de 2012.

Según la citada directiva, transpuesta al ordenamiento español, «antes del 30 de junio de 2012», y después cada cinco años, «se han de elaborar y aprobar por las autoridades competentes, mapas estratégicos de ruido sobre la situación al año natural anterior, correspondientes a todas las aglomeraciones urbanas, todos los «grandes ejes viarios y los grandes ejes ferroviarios», sin especificar ni el volumen de tráfico ni la población potencialmente afectada.

En una fase anterior (fase 1) que finalizó teóricamente en junio de 2007 debían realizarse los mapas estratégicos de ruido de todas las aglomeraciones con más de 250.000 habitantes, todos los «grandes ejes viarios cuyo tráfico supere los seis millones de vehículos al año, grandes ejes ferroviarios cuyo tráfico supere los 60.000 trenes al año y grandes aeropuertos».

Aunque también con mucho retraso, la mayor parte de estos planes, se han ido ejecutando, sobre todo los que afectan a carreteras, aeropuertos y ferrocarriles competencia del Estado, así como los de las grandes ciudades de más de 250.000 habitantes (Alicante y Valencia lo tienen). También las diputaciones de Alicante y Valencia han ejecutado estos mapas en el ámbito de sus competencias.

Diagnóstico

Un mapa estratégico de ruido está diseñado «para evaluar globalmente la exposición al ruido de una zona determinada, debido a la existencia de distintas fuentes de ruido o para realizar predicciones globales para dicha zona». Los mapas recogen información sobre la situación acústica, si se superan o no y dónde los valores límite, así como el número estimado de viviendas, colegios, hospitales y personas expuestas al ruido.

A partir de los resultados obtenidos en los mapas de ruido la normativa obliga a plantear planes de actuación, que en algún caso arrastran un notorio retraso.