La Generalitat Valenciana ha declarado una moratoria urbanística de un año para todos los programas urbanísticos que afectan a los primeros 500 metros de franja costera mientras elabora un Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde (Pativel) entre cuyos objetivos figura «corregir las disfuncionalidades» del actual planeamiento urbanístico y preservar del ladrillo las últimas zonas costeras libres de edificación.

La consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador firmará esta misma semana la moratoria que afecta inicialmente a 2.300 hectáreas (2.300.000 metros cuadrados) de suelo no urbanizable común; 2.000 hectáreas de suelo urbanizable común y entre 10 y 15 mil hectáreas„en este suelo la intervención administrativa está condicionada por posibles reclamaciones de indemnización„ de suelo urbanizable ya programado.

La Generalitat concede a esta iniciativa las características de «plan de choque» destinado a «proteger el suelo del litoral valenciano del urbanismo desaforado de los últimos años», aseguró Maria José Salvador.

Ante unas 150 personas, la mayoría procedentes de ayuntamientos costeros, colegios y organizaciones profesionales vinculadas al urbanismo y empresarios, la consellera dijo que era necesario «dar un paso adelante y abandonar la política que se ha llevado a término en los últimos 20 años en la costa valenciana porque ha sido un modelo de depredación».

El plan afecta inicialmente a todos los terrenos situados en la franja de 500 metros desde la ribera del mar, aunque se amplía hasta los 2.000 metros si así se garantiza la conectividad con la infraestructura verde del interior.

Entre las propuestas del plan figura «preservar la infraestructura verde, «armonizar» el régimen jurídico (usos) de los suelos protegidos, «garantizar la conectividad ecológica y funcional, evitar conurbaciones no deseadas en el litoral y corregir las disfuncionalidades del planeamiento

El borrador del Pativel ha fijado los ámbitos prioritarios de su aplicación, que incluyen las zonas de playa que se han librado casi milagrosamente de la fiebre del ladrillo. Así, de norte a sur, el plan afecta la desembocadura del Sénia, Benicarló norte, Orpesa norte y sur (La Renegá), Burriana Norte, l´ Horta Nord, Cullera Sur, Playas de Tavernes de la Valldgina, Gandia-L´ Ahuir , Benitatxel, Altea sur, la Vilajoyosa sur, Alicante sur (saladar) y el área del sur de Torrevieja.

Resistencia

La conselleria pretende abrir la elaboración del plan a los ayuntamientos, aunque son conscientes de que las mayores resistencias al rescate de suelo puede llegar de los propios consistorios.

Fuentes del departamento de Maria José Salvador creen que la actividad turística „ en los primeros 500 metros de costa se concentra el 85 % del Valor Añadido Bruto del Turismo„ puede salir beneficiada y proyecta compensar a estos municipios con «acciones dinamizadoras» para la regeneración que contarían con recursos europeos (Feder y FSE).

«Se trata de salvar la gallina de los huevos de oro» aseguró el director general de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje, Luis Ferrando.

El activo territorial más importante

En la franja litoral de 500 metros se situa el 15 % del Producto Interior Bruto valenciano y más del 80 % de los puestos de trabajo están por debajo de la cota 100. Son 60 municipios donde en una franja de 10 kilómetros vive el 70% de la población, con densidades de hasta 1.000 habitantes por kilómetro cuadrado en verano. En estás zonas, el número de habitantes creció un 31% entre 1991 y 2014 pero el suelo sellado (carreteras, infraestructuras, edificaciones) aumentó en el mismo periodo un 315%. El desarrollo íntegro del planeamiento vigente, que la Generalitat pretende reconducir hacia un modelo más sostenible, permitiría la construcción de 125.000 viviendas.