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Entrevista

Carlos Casañ: «El miedo al terror no tiene límites»

«No les sigamos el juego con su publicidad; si nos llega el vídeo de un degollamiento o de un rehén de rodillas, no lo veamos», sostiene el hermano de la segunda víctima valenciana de ETA

Carlos Casañ: «El miedo al terror no tiene límites»

¿Cómo vive una familia golpeada por el terrorismo la actual oleada global de psicosis terrorista?

Como si los atentados pasaran a tu lado. Es como revivir el antiguo terrorismo que azotó a España y que golpeó a nuestras familias. Ves que todo el mundo busca un porqué. Pero nosotros hemos aprendido que no hay ningún porqué que explique esta barbarie que es el terrorismo. Más que buscar respuestas, los esfuerzos deben ir encaminados a buscar el mantenimiento de los valores de convivencia en libertad e igualdad y educar para el perdón. ¡Claro que, si hay que perdonar, es que algo malo se ha hecho ya!

Alerta de la publicidad gratuita al terrorismo. ¿A qué se refiere?

Cuando asesinaron a mi hermano, hace 25 años, sólo había prensa, radio y televisión. Ahora, el terrorismo se aprovecha de los nuevos medios, como internet y las redes sociales, para publicitar sus actos. Por eso pido que no les sigamos el juego. Que si nos llega el vídeo de un degollamiento o de un rehén de rodillas, que no lo veamos ni lo reenviemos. Eso supone caer en el error que buscan estos asesinos.

Bruselas ha pasado días sin escuela, sin metro, sin actos culturales. Algo ya están consiguiendo los terroristas?

Sí, y mucho. Porque el miedo al terrorismo no tiene límites. Bélgica o Francia no han sufrido el terror como España. Y este terrorismo yihadista es, además, muy diferente y más incontrolable. Los asesinos están dispuestos a inmolarse. Y ante ello, la lucha es más difícil.

«El miedo no tiene límites». Sabe de lo que habla.

Sí. Nueve meses después de que mataran a mi hermano, ETA asesinó al profesor Broseta. Poco después, en la calle Pobla de Farnals la policía descubrió la existencia de un piso franco con información de la banda. Allí se vio que habíamos estado vigilados y con los teléfonos intervenidos tanto mi hermano José Edmundo, como mis padres y yo. Eso te inquieta. Y por eso digo lo que yo he vivido: que el miedo no tiene límites. A diferencia de si hay un accidente de coche o de avión, que vuelves a subirte en ellos, con estos atentados parece que sientas más de cerca la muerte. Es totalmente entendible. Pero eso es el miedo.

¿Y el dolor? ¿Tiene límites?

Nunca se olvida. Vives con ello toda la vida. Pero lo importante es transmitir a los jóvenes que la libertad no llega sin hacer nada. Han tenido que morir casi mil personas en España a manos de ETA para que hoy podamos hablar de ello con la libertad que tenemos. En el País Vasco, de hecho, todavía no existe tanta libertad al respecto.

España se «acostumbró» a vivir con el terrorismo etarra y sus atentados mortales. ¿Europa tendrá que acostumbrarse a convivir con el terror yihadista?

Es que no sé si esto es terrorismo? El ataque a París parece más propio de un acto de guerra que de un simple atentado terrorista. Tanta coordinación, planificación?

Si fue una aberración matar por caricaturas, no lo parece menos asesinar por una autovía?

Sí, pero insisto: con el paso del tiempo, aprendes a no buscar porqués. Es una sinrazón. Además, sabemos que la libertad de expresión tiene límites: no podemos decir lo que sea, cuando sea y donde sea.

Sí, y que esos límites parecen en retroceso cuando aumenta el miedo y la amenaza terrorista?

Totalmente de acuerdo. Yo no sé si unas caricaturas pueden llevar a alguien a matar a una persona. Lo único que sé es que nada de eso tiene una explicación. No hay porqués. Nadie puede manejar la vida de nadie. Y menos todavía quitársela, con el dolor que eso conlleva.

De ese dolor de la familia, ¿qué es lo que la sociedad no conoce?

Me sabe mal decirlo, pero nadie puede entenderlo si no lo ha vivido. Es muy duro ver que te ha tocado esta lotería sin comprar ninguna papeleta. Uno está preparado para que un familiar fallezca antes de hora por enfermedad o por accidente. Siempre hay dolor, pero dentro de unos parámetros imaginables. En cambio, esto hay que pasarlo. Y hay familiares de víctimas del terrorismo que no lo superan. Conozco a la madre de un guardia civil de Manises asesinado por ETA. Han pasado 17 años, pero la mujer no ha vuelto a salir a la calle y vive con las persianas bajadas. ¡Esto es muy fuerte! Lleva un plus de sufrimiento. Por la sinrazón de su origen.

¿Dónde vive hoy su hermano?

Su memoria pervive en mí. Va conmigo a todos los sitios. Siempre hablo de él. No me importa recordar su figura, cómo lo mataron, cómo fue para mí encontrarlo tirado en el suelo de su despacho.

Cuando vio a su hermano asesinado en el suelo, ¿qué fue lo primero que pensó?

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