Pocos ríos valencianos dibujan un paisaje tan atractivo y a su vez tan accesible como el Serpis, que discurre entre las ciudades de Alcoi y Gandia. En su tramo medio, descendiendo entre las localidades de l'Orxa (el Comtat) y Villalonga (la Safor), se encuentra una de las rutas más conocidas por senderistas y ciclistas, que, hasta el momento, también se puede realizar en coche a través de una antigua plataforma ferroviaria por la que circularon los vistosos trenes de vapor.

En realidad, aquella vía férrea se ha transformado en una auténtica «autopista» de la que parten muchos caminos y sendas en todas direcciones. Varios son los aspectos que hacen recomendable visitarla más de una vez. Por una parte, se puede salir de una localidad y llegar a otra sin grandes esfuerzos, dado que la mayor parte del camino es llano y resulta imposible perderse. En segundo lugar figura el atractivo natural. El Serpis corta un paisaje cambiante que va desde el bello espacio del «riu avall», al poco de salir de l'Orxa, hasta el agreste e impresionante barranco de l'Infern, donde el río discurre encajonado entre las sierras de la Safor, al sur, y la de Ador, al norte.

A la naturaleza se suma el patrimonio histórico, formado mayoritariamente por elementos de la llamada arqueología industrial. En toda la ruta están presentes los restos del «tren de los ingleses» que funcionó desde finales del siglo XIX hasta 1969 y que originó, también, la construcción del puerto de Gandia. Pilares y estructuras de puentes, túneles que perforan la montaña y bases de infraestructuras necesarias para que el tren realizara su recorrido.

En paralelo al tráfico ferroviario también surgieron junto al río las llamadas «fàbriques de la llum», pequeñas centrales eléctricas que funcionaron hasta los años 90 del siglo pasado. La mejor conservada y la más espectacular, llamada de l'Infern, se encuentra justo en el límite de los términos de Villalonga y l'Orxa, junto a lo que queda de uno de los puentes de la vía férrea. Para alimentar esas centrales se tenía que desviar el agua del río, y eso aporta otro atractivo a la ruta en forma de azudes que generan pequeños lagos en el cauce del Serpis.

Desde hace más de veinte años los ayuntamientos de Villalonga y l'Orxa han intentado que alguna administración pague el proyecto para adecuar el itinerario, restituir las plataformas de los puentes que se retiraron y potenciar el uso, cultural, deportivo y recreativo de todos esos espacios. Hace dos meses los alcaldes de toda la ruta del Serpis, entre Alcoi y Gandia, volvieron a conjurarse para ejecutar las obras y aprovecharse del enorme atractivo que ofrece este itinerario.

De hecho, la llamada vía verde del Serpis ha sido una de las grandes olvidadas de la Administración. Durante años, con el dinero del Ministerio de Medio Ambiente, se han adecuado centenares de kilómetros de antiguos trazados ferroviarios para usos lúdicos, sin que ni un céntimo haya venido a este espacio que reúne todos los atractivos que atraviesa tres comarcas, la de l'Alcoià, la del Comtat y la de la Safor.