¿Qué sería del Bloc si no existiera Compromís?
Compromís no se entendería sin nosotros. El Bloc se ha ido abriendo en estos años. En 2007, Compromís pel País Valencià no salió como queríamos, pero nos hizo ver que para llegar a la gente necesitábamos una visión abierta. Seguro que el Bloc hubiera seguido su camino de apertura.
¿Tiene sentido un partido nacionalista en el siglo XXI con la globalización, la UE…?
Claro. Es totalmente compatible. Lo que no tiene sentido son los partidos incapaces de entender la plurinacionalidad de la sociedad. Tenemos un problema, el concepto nacionalismo es un marco cognitivo que se ve como exclusión. Recuerda al partido de Le Pen, muy cerrado, que no quiere inmigrantes en Francia. Pero el concepto nuestro es diferente, de dignificación, el valencianismo implica respeto a la diferencia.
¿El éxito llega al cambiar nacionalismo por valencianismo en un territorio con la misma conciencia nacional que Murcia?
Si miras el CIS es así. No ha cambiado la esencia sino la forma de explicarlo. El valencianismo se entiende mejor que el nacionalismo de raíz fusteriana. Cuando hablas a la gente de sus problemas y dices que ser valenciano implica estar mal financiado, no tener la misma garantía de servicios públicos que un habitante de La Rioja, entienden la necesidad de opciones que defiendan los intereses valencianos. El nacionalismo de raíz fusteriana se conjuga ahora con la izquierda transformadora, Els Verds. Eso es lo que nos ha ido bien.
¿Y más que todo eso, no habrá pesado en el éxito de Compromís la corrupción del PP?
Es evidente que la explosión tan brusca de casos de corrupción del PP ha ayudado. El PP parecía más valencianista que nadie y la gente pensaba que era quien mejor defendía sus intereses. Pero el agua para todos, los grandes eventos, la gente ha visto que eran fum de boja, que lo que estaban haciendo era expoliar a nuestro pueblo. La corrupción ha tenido que ver pero también nuestro trabajo en los ayuntamientos donde ya nos veían como buenos gobernantes. Ahora Compromís es quien mejor defiende los intereses valencianos.
«Un país per construir» es el lema de su candidatura. ¿Qué es lo que queda por construir?
Estamos en la situación que siempre hemos buscado. En los principales ayuntamientos, en las Corts, en el Congreso, en Europa. Antes no teníamos capacidad de hacer política real. Pero ahora tenemos la posibilidad de construir este país, el País Valencià, y transformar la sociedad. Nuestro objetivo es clarísimo: un proyecto político de transformación social que sea mayoritario y devuelva la dignidad a los valencianos.
La mayoría de referentes del partido la apoya. ¿Tiene el pálpito de que va a ser la lideresa?
Me encuentro muy apoyada por referentes del partido y muchísima gente de base. He sido secretaria de Organización estos años y he trabajado con los colectivos. Nuestra candidatura es muy diversa y eso es bueno, viene de mundos muy diferentes y es clave que gente como Maria Josep Amigó, que perdió por dos votos el congreso con Morera o Enric Nomdedéu, estén en la misma candidatura que la corriente más soberanista, el BES de Xavier Hervàs, o la misma figura de Enric Morera y todo lo que representa; eso es integración. Esta es una candidatura ganadora, aunque no sé si habrá otra.
¿Enric Morera abandona forzado por los jóvenes que quieren un recambio generacional?
No. Enric no abandona. Lo que pasa es que es el presidente de les Corts. El cambio es generacional, sí, pero también de mentalidad y proyecto. Apostamos por un instrumento muy potente más allá de los cargos institucionales.
¿Y por qué esa diferenciación?
Porque refuerza al Bloc y es una decisión que hemos tomado de forma solidaria entre todos. Pero Morera conoce este partido como nadie y su presencia es fundamental, pero su cargo no es compatible, ni para él ni para nadie.
Parece que habrá alternativa y que lo que más les separa es el pacto con Podemos. ¿Si hubiera repetición electoral, lo apoyaría?
El pacto con Podemos fue la excusa. No hay diferencias. La dirección y la militancia apostaron por una candidatura amplia. Si hay nuevas elecciones es necesario un debate y buscar esa vía de plataforma valencianista amplia. Otra posibilidad podría ser ir solos como Compromís. Pero yo no veo reeditar el pacto de És el moment. Creo que es una vía que en estos momentos no nos convendría. Ahora no aportaría nada nuevo.
Usted era crítica y ahora es oficialista y el sector de Rafael Carbonell o Jordi Sebastià, el alternativo. ¿Qué ha pasado?
Ni éramos tan críticos antes ni somos oficialistas ahora. Lo que pasa es que hubo gente en la dirección que de una forma fea y antes de las elecciones dimitió, pese a que había trabajado por lo que ahora tenemos. Y ahora dicen que son críticos cuando han estado tanto tiempo en la dirección. No creo que eso ayude a la construcción del partido. Ni son renovadores ni nosotros somos el aparato.
¿Compromís estuvo a un paso de la ruptura cuando se frustró el grupo parlamentario?
Las decisiones en Compromís nunca han sido fáciles. Parece que cada vez que tomamos una decisión estamos al borde de la ruptura. Siempre damos esa sensación, tomamos las decisiones in extremis porque deciden el Bloc, Iniciativa y els Verds. Damos siempre la sensación de estar al borde de la ruptura. Pero no es real.
¿Y no sería más operativo que Compromís fuera un partido?
Totalmente. Yo eso lo he defendido desde el primer día. Pero tengo claro que Compromís será plural o no será. Como el Consell o el Gobierno de España. Si no son plurales, no serán. La política ahora es negociación y cesión.
¿Considera que el Bloc se ha diluido bajo el manto del liderazgo político y social de Mónica Oltra?
En Compromís compartimos objetivos y el liderazgo de Oltra es de Compromís, que el Bloc apoya, como el de Joan Baldoví en Madrid o el de Jordi Sebastià en Bruselas o el de cualquier otro cargo. Oltra es crucial en Compromís y eso todos lo tenemos muy claro.
