El Bloc selló ayer en su congreso de Feria Valencia un acuerdo de conveniencia en el que nadie sale aparentemente derrotado y que evita la debilidad interna que suponía dejar la elección del nuevo líder -que sustituye a Enric Morera- en manos de los afiliados. La confrontación amenazaba con dividir al partido justo cuando el Bloc, socio principal de Compromís, atraviesa el mejor momento político de su historia.

La negociación llegó a situarse al borde del precipicio al mediodía cuando los dos candidatos mantenían el pulso y se mostraban dispuestos a ir a la votación de hoy domingo pese al riesgo que suponía. Nadie estaba dispuesto a ceder y hubo momentos de tensión.

Incluso los negociadores tuvieron que darse más tiempo del pactado inicialmente para lograr una salida al bloqueo, que se produjo pasadas las seis de la tarde entre el creciente malestar de los afiliados que no entendían la demora y menos la imposibilidad de alcanzar un acuerdo después de mes y medio de encuentros y negociaciones.

La candidatura de integración sale finalmente con los dos candidatos, Àgueda Micó y Rafael Carbonell, al frente de la nueva dirección. La lista conjunta recibirá la aclamación del partido esta tarde en la clausura del congreso. Micó, que se resistió hasta el final, cede finalmente poder a su rival, con el que tendrá que consensuar todas las decisiones y compartir tanto la dirección política como la representación del partido. Sin embargo, desde el entorno de la nueva coordinadora destacan que logra mayoría en la ejecutiva y en la comisión permanente. El pacto, en el que finalmente han tenido mucho que ver el conseller de Educación, Vicent Marzà y el portavoz en Madrid, Joan Baldoví, entierra el hacha de guerra y deja un liderazgo compartido inédito hasta ahora.

También supone la liquidación del mayorismo, el sector del exsecretario general enfrentado a Micó a quien él mismo culpa directamente del veto a su candidatura como conseller de Economía, tal como aseguró recientemente en una entrevista a este diario. También desaparecen de la nueva ejecutiva los dimisionarios de finales del año pasado, que se marcharon en protesta por el pacto con Podemos y cuya «deslealtad» no perdona el sector afín a Micó.

Pulso hasta el final de Carbonell

El pulso que el actual jefe de Gabinete de la Conselleria de Economía —quien en privado habría mostrado su intención de abandonar una conselleria donde las relaciones con los socios socialistas son tensas— ha mantenido hasta el tiempo de descuento le permite asumir poderes compartidos en una bicefalia que le deja como la voz oficial del partido, aunque fuentes cercanas a Micó apuntan que es ella la que asumirá la secretaría general de facto.

Los seguidores de Micó también se muestran satisfechos porque consideran que la ejecutiva cuenta con mayoría, 19 a 13. Además, la actual secretaria de Organización también sitúa a una de sus fieles al frente del área que ella misma ocupaba. Además del control de la permanente con cuatro de siete integrantes, pues Amparo Piquer (Organización), Mariai Talens (Acción Electoral), Reis Gallego (Sectorial) y Pep Cortell, mano derecha de Joan Baldoví, están en la órbita de Àgueda Micó.

Por su parte, Carbonell controlará el área de Finanzas con Mari Parra; la de Servicios Municipales (Artur Hernàndez) y la de Comunicación (Mentxu Balaguer).

En la ejecutiva también se integran dos históricos, el vicealcalde de Castelló Enric Nomdedéu y el carletino Xavier Hervàs, referente del ala más soberanista del Bloc.