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Ludopatía

Las apuestas deportivas "enganchan" a jugadores cada vez más jóvenes

Psicólogos que tratan a ludópatas alertan del incremento de casos que empiezan en la adolescencia

Las apuestas deportivas "enganchan" a jugadores cada vez más jóvenes

Una práctica socialmente aceptada que puede acabar en un tratamiento psicológico de varios meses. Lo que parece un juego, nunca mejor dicho, puede convertirse en un serio trastorno de conducta acompañado de estrés, ansiedad o incluso depresión. La ludopatía no solo afecta a personas de avanzada edad que juegan a máquinas tragaperras en bares. Ahora, los casos se centran en veinteañeros y algunos menores de edad que se «enganchan» a las apuestas deportivas.

El 10% de personas atendidas por adicción al juego en 2015 en el Instituto Valenciano de Ludopatía y Adicciones no Tóxicas empezó a jugar siendo menor de edad, lo que supone un 6 % más que en 2014. «Estos datos parece que no son muy representativos, pero es un exceso», apunta Consuelo Tomás, psicóloga y responsable del centro valenciano, pionero en estos tratamientos. Son adicciones que empiezan en la adolescencia y se tratan dos o tres años después de su comienzo, entre los 20 y los 24 años, explica la psicóloga.

Entre los atendidos -todos son hombres-, un 90 % presentaron una conducta adictiva a las apuestas deportivas presenciales y un 10 por ciento a la modalidad «online», a través de internet; una tendencia que también se mantiene este año, y que muestra que las máquinas tragaperras y los casinos ya no son la principal atracción.

Que el 90 % de menores sean apostantes confirma «que no se cumple la normativa» porque «no hay conciencia», apunta la psicóloga. Y es que, según el reglamento de Salones Recreativos y Salones de Juego, aquellos espacios con máquinas con premio deben tener un control de admisión para comprobar que quienes acceden no son menores de edad, lo que si se incumple será considerado falta grave y podrá multarse con hasta 25.000 euros. La limitación de edad también viene recogida en la Ley del Juego de la Comunitat Valenciana y la Ley de Regulación del Juego de España. En internet, algunos juegos no piden DNI, otras web están ubicadas en países con dudosa legalidad y algunos jóvenes saben trucos para poder saltarse la limitación de edad que exige una ley «laxa» que sin denuncia no parece efectiva, como la califica Julio Abad, psicólogo de la Fundación Patim de Valencia. Él le ve mucho peligro a la modalidad de juego «online». «Cualquiera que tenga un teléfono móvil, una conexión wifi y 20 céntimos, es un potencial jugador», asegura. También constata este aumento de adicción -ni enfermedad ni vicio- entre la población joven, sobre todo de los 18 a los 27 años. «Viven muy en el mundo de las nuevas tecnologías», recalca. La modalidad «online» llega a ser incluso más adictiva que la presencial, pues las apuestas son en tiempo real y el resultado se conoce en minutos.

Patim lleva trabajando una treintena de años, y cada vez más colegios e institutos les piden que den charlas para que los alumnos estén concienciados de los peligros. Una de las causas que incita a los jóvenes a probar suerte es que en principio parece «fácil, accesible y económico». Ambos psicólogos coinciden en afirmar que -al contrario que otras adicciones, como al alcohol o las drogas- el juego está socialmente aceptado, se considera ocio y no se ve como un peligro. «Son actividades legales y bien vistas», aclara Julio Abad. A esto, suman otros factores como la publicidad. Famosos y equipos de fútbol son la imagen de casas de apuestas, además de la avalancha de anuncios que regalan bonos de 100 o 200 euros en muchas webs.

«Lo que más cuesta es reconocer el problema, por el prejuicio que conlleva», afirma Abad, que añade que la recuperación empieza cuando el afectado se desprende del sentido de culpa. Controlar el impulso de jugar, analizar los factores directos e indirectos, y prevenir la recaída son los objetivos de los tratamientos psicológicos a los que se someten quienes padecen adicción al juego, concreta Consuelo Tomás. No se cura «ni en dos ni en tres meses», ya que es un proceso duradero en el que también debe darse apoyo a la familia.

La tarea no es sencilla para acabar con una adicción que tiene múltiples factores, como familiares (si han visto a los padres jugar); personales (insatisfacción, aburrimiento, querer ganar dinero fácil); o socioambientales (la aceptación social). Además, también genera problemas familiares, ya que la conducta del afectado cambia (irritabilidad, problemas para dormir y de concentración...) y en algunos casos faltan grandes sumas de dinero u objetos valiosos. Las apuestas deportivas tienen el peligro extra de que el jugador cree que controla y que sus conocimientos le ayudarán. Olvida que el azar es más importante y que los únicos que siempre ganan son el Estado (a través de los impuestos) y los empresarios de estos negocios.

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