Los cuatro portavoces de la Diputación de Valencia quisieron escenificar ayer la unión que existe entre los miembros del cuatripartito el día en que se cumplía un año del pacto de gobierno que expulsó al Partido Popular del Palau de Batlia. En un ejercicio de «rendición de cuentas», como lo denominó el presidente de la corporación provincial Jorge Rodríguez, los representantes de PSPV, Compromís, EUPV y València en Comú repasaron las principales medidas aprobadas por cada una de sus áreas en un día en que se respiraba un ambiente particular, entre la expectación y la preocupación, en vistas del posible levantamiento del secreto de sumario del caso Taula que finalmente no se produjo.

Rodríguez remarcó que durante estos 365 primeros días de mandato se ha cambiado «tanto en las formas como en el fondo» de la gestión provincial. No ocultó sino que realzó lo que la oposición del PP le echa en cara, que colabore con la Generalitat en sus programas de alcance social. «Queremos trabajar codo con codo con el Consell. Para nosotros es un orgullo participar en proyectos como Xarxa Llibres. El dinero no es de una u otra administración, sino de los ciudadanos que pagan sus impuestos. Y ese dinero se tiene que destinar para el bienestar de los valencianos», explicó el también alcalde de Ontinyent.

«La gestión de la nueva Diputación ha inyectado en vena 150 millones de euros para reactivar la economía local, donde además el 90% de las obras son ejecutadas por pequeñas y medianas empresas, de modo que el dinero que llega a cada pueblo se reinvierte en su economía», subrayó.

Por su parte, la vicepresidenta primera de la corporación MªJosep Amigó (Compromís) insistió en la «apertura» de la institución a la sociedad. «Hemos abierto las puertas de la diputación y algún día las queremos cerrar», señaló en alusión a la postura del cuatripartito en cuanto al futuro de las diputaciones. «No es un trabajo de un día, hay que ir adelgazando la corporación y vaciarla de competencias», explicó. Respecto a la relación con la Generalitat alegó que «de manera gustosa ayudamos» con las necesidades del Consell y «compartimos el Pacte del Botànic, pero no somos el cajero de la Generalitat», apostilló.