Alguna razón tenía sir Winston cuando decía algo así como que la política consistía básicamente en predecir lo que va a suceder para posteriormente explicar porqué no ha sucedido. Lo digo porque a primeros de agosto, nadie nos resistimos a la tentación del ya te lo dije, manifesté mi opinión de que todo este asunto de la investidura estaba abocado a unas terceras elecciones. Asumo que dentro de dos meses puedo verme forzado a explicar que mi vaticinio fue erróneo, pero mucho me temo que no.

Comparto con ustedes todas y cada una de las razones que justificarían la abstención del PSOE que posibilitara la investidura de Mariano Rajoy. Descrédito internacional, hartazgo de la población, compromisos con Bruselas, riesgo para la recuperación económica y la creación de empleo, desafío independentista y un largo etc. que podríamos resumir en el interés de la Nación. Pero ese interés, por muy nacional que sea, no parece incluirse en el listado de prioridades del Sr. Sánchez ni de buena parte de los socialistas.

Habrá elecciones en diciembre porque, en primer lugar, si don Pedro y su partido tuvieran previsto cambiar en algún momento de criterio, ya fuera en agosto como en octubre, habrían dejado algún resquicio en su argumento. Una puerta entreabierta que les permitiera la pirueta, el volantín, preservando algo de su dignidad. Pero no lo han hecho. No es no a Rajoy, no a cualquier otro candidato del PP y por si quedaba alguna duda anuncian, a beneficio de inventario, un no a los presupuestos generales antes incluso de que se hayan elaborado.

¿Cómo explicar este mes o el que viene que todo en realidad era una broma? ¿Que han mantenido al país en vilo y perjudicado el interés general por su concepto un tanto exótico del sentido del humor? Quedarían como el gallo de Morón.

Segundo. Es cierto que algunos argumentan que la presión combinada de históricos del partido y barones territoriales terminará por doblegar a Pedro Sánchez. En mi opinión ese es un error de cálculo. Es como pedirle a César que se deje influir por la opinión de Bruto y de Casio. El líder del PSOE y su grupo mas próximo de colaboradores, la supervivencia de los segundos va ligada a la del primero, básicamente están preocupados por el inminente congreso socialista y por asegurar la permanencia de Sánchez al frente de la secretaría general. Les va mucho en ello, vamos que les va todo. A su vez son plenamente conscientes de que si por barones e históricos fuera el asunto estaría liquidado. El asunto es Pedro Sánchez. De manera que solo les resta el recurso a las bases del partido que están mayoritariamente por el no a Rajoy y por tanto ellos se aferran al no como tabla de salvación. No confundan nunca votantes con militantes son dos razas distintas.

Tercero. En sus conciliábulos, como resulta muy crudo que el tema central sea como salvar las posaderas de uno mismo, especialmente cuando a tus posaderas se contrapone el interés de la nación, estoy convencido de que la cuestión se viste con otros argumentos. Concretamente con la idea de que unas terceras elecciones permitirían al PSOE, como consecuencia de la grave crisis que atraviesa el tinglado de Podemos, recuperar votos y escaños a su costa, recuperar protagonismo y liderazgo en el espacio político de la izquierda y de paso, apuntalar la maltrecha situación de Pedro como adalid de ese proceso.

Por último, hay quien dice que tras las elecciones vascas y gallegas y siempre que los votos del PP fueran decisivos para la elección del Lendakari, el PNV prestaría los suyos para la investidura de Rajoy. La teoría tiene sus adeptos pero parecen olvidar algunos problemas. Por un lado, el acuerdo se queda cerca pero hacen falta once abstenciones no cinco y el sí de los nacionalistas es impensable y aun así seguiría faltando uno. Por otro el PNV necesitaría en Vitoria sumar a los socialistas también en ese acuerdo lo que constituye una dificultad añadida.

Finalmente Ciudadanos debería estar dispuesto a soportar la presión de mantenerse en un acuerdo en el que, por activa o por pasiva, participarían los nacionalistas, ya se encargaría el PSOE de recordárselo a sus antiguos socios.

En resumen, que vistas así las cosas mejor si se visten de corto y empiezan a calentar en la banda porque podríamos tener partido en Diciembre.