El candidato a presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer que suspende «los efectos académicos de las evaluaciones finales de ESO y del Bachillerato», las temidas reválidas de la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (Lomce), hasta que se alcance el pacto por la educación que prometió durante su discurso de investidura del miércoles. Este gesto llegó en el segundo día del debate de investidura después de que el portavoz de los socialistas en el Congreso, Antonio Hernando, le pidiera un compromiso para «paralizar ya» estas pruebas contra las que decenas de miles de ciudadanos (8.000 de ellos en Valencia) se manifestaron este miércoles.

Esta suspensión temporal del valor académico, no obstante, no resta consecuencias a la reválida de Bachillerato, pues como se encargó de aclarar, el propio Rajoy aunque «no será necesaria para adquirir el título, si tendrá valor para acceder a la Universidad», pues la Lomce ha eliminado las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU).

A efectos prácticos, el anuncio de Rajoy supone prolongar sine die la situación de interinidad de las reválidas ya prevista para este curso. Al ser este 2016-17 el primer ejercicio en el que se implantan ambas pruebas finales, no se exigía aprobarlas para obtener los títulos de ambas etapas hasta junio de 2018. Sólo los alumnos de Bachillerato debían superarla para acceder a la universidad, con un 5 en el Real Decreto de reválidas que publicó el Ministerio de Educación el último día de julio y con un cuatro en el borrador ministerial de la orden de reválidas filtrado la víspera de la huelga estudiantil.

Marzà: «no tiene ningún efecto»

El conseller de Educación, Vicent Marzà, resta importancia al anuncio del futuro presidente. «Rajoy hace lo de siempre, decir mucho y no hacer nada». Para Marzà, la suspensión del valor académico de las pruebas «no tiene ningún efecto práctico, porque este año ya no tenían efectos».

Ante las críticas de que el anuncio de Rajoy viene a mantener lo que ya estaba previsto, el ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, subrayó ayer que la suspensión va «más allá» de este curso. Méndez de Vigo recordó que el pasado marzo ya «negociado y acordó» con la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) para que la reválida de Bachillerato sea «muy parecida» a la desaparecida selectividad. El ministerio sacará «próximamente» una orden de características y organización de la prueba.

Fuentes del ministerio aseguraron a Levante-EMV que una vez se forme el Gobierno, una de las primeras decisiones que tomará será emitir un nuevo Real Decreto que suspenda el valor académico de ambas reválidas, pero manteniendo la estructura de las pruebas. No se espera que hasta enero los profesores de Bachillerato tengan exámenes piloto, con lo que tendrán cinco meses (las clases acaban el 20 de mayo) para preparar el acceso a la universidad de sus alumnos.