Los materiales usados en el «Proyecto de peatonalización bajo estética rural de calles del centro histórico de Villalonga» no fueron los apropiados para soportar el paso de los vehículos, y por ese motivo hubo gran cantidad de baldosas que se rompieron y se soltaron.

Así se deduce de un informe técnico encargado hace ahora un año por el alcalde de Villalonga, Enric Llorca, que revela las deficiencias de una actuación que, como informó ayer Levante-EMV, está siendo investigada por la Fiscalía de Valencia al considerar que en su gestión podrían haberse cometido delitos.

Según ha podido saber este periódico, además del extenso expediente de aquel proyecto, ejecutado entre los años 2010 y 2011, los agentes del Grupo de Delitos contra la Administración de la Guardia Civil de Valencia que el jueves pasado irrumpieron en el ayuntamiento por orden de la Fiscalía solicitaron expresamente ese informe técnico.

No es extraño si se tiene en cuenta que entre los aspectos investigados figura el cambio de materiales que, ya adjudicada la obra, aprobaron el Ayuntamiento de Villalonga y la Conselleria de Agricultura, administraciones dirigidas entonces por Juan Ros y Maritina Hernández, respectivamente, que permitió sustituir el pavimento, de la piedra natural que fijaba el proyecto inicial a baldosas de hormigón, que es el que tantos problemas dio una vez finalizadas las obras.

Según el informe técnico encargado por el alcalde, no solo no se usó la piedra natural, sino que las baldosas que se colocaron en las calles tenían apenas siete centímetros de grosor. «Cabe destacar que la Asociación Española para la Investigación y Desarrollo del Adoquín no aconseja que el espesor sea menor de 8 centímetros», para que soporte el paso de vehículos, señala el documento. Y incluso añade que, a mayor tamaño de la losa, todavía mayor debería ser ese grosor.