«No es ni exportable ni reproducible». Las palabras son de Antonio Estañ, secretario general de Podemos en la Comunitat Valenciana, y se refieren al pacto de gobierno en Castilla-La Mancha entre PSOE y la formación morada. Ayer, en el Palau de la Generalitat y en presencia de la vicepresidenta del Ejecutivo valenciano, el nuevo líder de Podemos rechazó ser pareja de baile de Ximo Puig y Mónica Oltra.

Tampoco es una sorpresa, ya que no entrar en el gobierno está recogido en los documentos con los que se presentó y ganó en las pasadas primarias. Sin embargo, sí era la primera vez que Estañ lo exponía coincidiendo en el mismo espacio-tiempo con el resto de agentes implicados. El asunto sobre si Podemos debe entrar o no en el gobierno se ha tornado cíclico desde que el anterior secretario general, Antonio Montiel, deslizara la posibilidad de acceder al govern. Sin embargo, «las bases hablaron», explicó ayer Estañ. «El papel de Podemos tiene que ser el de presionar y fiscalizar», apuntó en el patio del Palau.

Era la primera reunión entre los socios del Botànic desde que la formación morada renovara a su líder hace ahora dos meses. Había expectación. El nuevo equipo que lidera Podemos aboga por mostrar un poco más de colmillo frente a Puig y Oltra, aunque ayer parece que solo se enseñó la patita. Tras un encuentro de más de una hora, postergado un mes por las primarias del PSPV, según explicaron fuentes consultadas, Estañ salió del despacho presidencial con el compromiso de convocar la comisión de seguimiento del Botànic para abordar la auditoría ciudadana.

Los socios de Botànic acceden, aunque el cómo y el cuándo se detallará a partir de septiembre. El objetivo es que se pueda hacer antes de finalizar el año. Preguntado por sobre una posible cuestión de confianza a Puig, Estañ explicó que se encuentra dentro de las medidas de fiscalización que pretenden implantar en el marco de la auditoría.

Intervenir en los presupuestos fue otro de los puntos tratados en la reunión, que destiló «armonía y lealtad», según Oltra. Barracones, modelo productivo y precariedad laboral están en la agenda morada y Podemos no quiere dejar pasar otras cuentas sin participar en ellas.