La de ayer viernes fue una mañana de tensión dentro y fuera del IVO. En la Generalitat, la vicepresidenta Oltra metía presión. Tras el pleno del Consell, lanzaba un guante a la Fundación para que reconsiderase su negativa. Apelaba a la «responsabilidad» y «compromiso» histórico de la institución con la sociedad valenciana, y les recordaba la posibilidad de pedir una prórroga.

A varios kilómetros de allí, la noticia de que la Fundación había decidido renunciar a su principal y casi único cliente (la Generalitat) causó confusión y nerviosismo en los pasillos del recinto hospitalario. Según traslada personal del centro, los jefes de servicio promovieron una reunión junto al presidente del patronato, Antonio Llombart, para conocer la situación. A la reunión se sumaron numerosos trabajadores (entre 50 y 100 personas en el salón de actos); un encuentro improvisado al que terminó incorporándose el actual director general y exconseller de Sanidad con el PP, Manuel Llombart.

Tío y sobrino, siempre según fuentes presenciales, valoraron la situación. Uno, Antonio, partidario de atar el contrato con la administración y tratar de mejorarlo más adelante; otro, su sobrino Manuel, dispuesto a presionar a la administración hasta donde sea necesario.

Entiende que el contrato es perjudicial para los intereses de la institución, al ver mermados sus ingresos hasta los 54 millones, desde los 60 millones que ingresa hoy. Los presentes expresaron su temor a perder al único cliente, y recordaron la trayectoria de servicio médico a los valencianos. De esa reunión salió la petición de la prórroga.

De momento, aunque esta situación no se resuelva, la atención de los pacientes que hoy están en el IVO continúa garantizada, y el centro seguirá facturando a la Generalitat, como desde el 1 de enero, tras finalizar el contrato y su prórroga.