Poblaciones con menos de cien habitantes podrán, a un año vista, acceder a los servicios básicos sanitarios y escolares. No es que se vayan a implantar nuevos centros asistenciales en sus inmediaciones. Se trata del nuevo mapa de ruta de autobuses (anunciado el miércoles por la Conselleria de Obras Públicas) que aspira a comunicar los territorios despoblados, y sin servicios básicos, con las poblaciones que cuentan con centros de salud, hospitales y universidades, tal como publicó ayer Levante-EMV.

El director general de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP), Vicent Gil, aplaudió la iniciativa: «Es una medida perfecta», afirma, «con mayúsculas», pues la federación lleva años promoviendo medidas «como esta» para frenar una problemática que afecta ya a más de cuarenta y dos mil valencianos.

Y es que, según el catedrático Francisco Burillo, especialista en la despoblación del territorio bautizado como Serranía Celtibérica, una de las causas que obligan a gran parte de la población rural a migrar a las grandes ciudades pasa por la exclusión del acceso al Estado de Bienestar.

Así, según Gil, la medida que fomenta el acercamiento de estos servicios básicos a aquellos que hasta ahora se habían sentido relegados de ellos, «es un incentivo contra la despoblación» que, además, podría hacer un «efecto llamada» de los que decidieron migrar cuando convivían con la exclusión a la sanidad, el transporte público o la educación.

«Más vale tarde que nunca»

Sin embargo, no todos aplauden la medida. José Ramón, uno de los diecisiete vecinos de Castell de Cabres y dueño del bar del pueblo, asegura que «si el río no lleva agua no se puede señalar si es río o no». Se refiere a la tardanza en la llegada del autobús, ya que esta no comenzaría a ponerse en marcha hasta finales del año siguiente.

Y ante un refranero, otro. Vicent Gil señala, por su parte, que «nunca es tarde si la dicha es buena». El director anuncia que es entendible que, para el que padece, las medidas siempre le parezcan irrisorias y tardías. Así, apela a la necesidad de «estar a la altura» de aquellos que sufrieron durante más de dos décadas «el abandono» del anterior gobierno valenciano y explica: «Hay que hacerles entender que existía una situación enquistada y que en tan sólo dos años se han conseguido crear varias medidas para luchar contra la despoblación en los 43 municipios más castigados de la Comunitat Valenciana. Somos una de las pocas comunidades que lucha contra la despoblación».

Y es que, según explicó el miércoles la consellera de Obras Públicas, María José Salvador, fue necesario un exhaustivo trabajo de campo «pisando el territorio», donde todas las propuestas de los alcaldes y alcaldesas «fueron escuchadas».

De esta forma, Gil celebra la «sensibilidad» del Consell ante la problemática, aún latente, y reitera: «Todo requiere su tiempo y más si se trata de un trabajo tan delicado como es librar de la despoblación a los pueblos del interior valenciano».