Los resultados de las primarias comarcales del PSPV del próximo domingo están bajo sospecha. A menos de cuatro días para que se celebren, la dirección valenciana mantiene severas discrepancias con la del PSOE sobre si los 169 nuevos militantes que ha detectado en los últimos meses pueden votar o no. Blanqueries entiende que no. Ferraz dice que sí.

El argumento de la cúpula socialista valenciana es que el censo se cierra al iniciarse cada proceso congresual, en este caso, el 1 de abril de 2017, antes de la primarias federales que devolvieron a Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE tras ganar a Susana Díaz y Patxi López. Ese censo es el que funciona, sin variación, en el resto de congresos que siguen al federal: nacional, provincial, comarcal y agrupaciones locales. Ese es el criterio que ha funcionado históricamente y lo que está fijado reglamentariamente.

Ferraz no comparte esa visión y rechaza que haya conflicto, según fuentes consultadas. Y enarbola un dictamen de la comisión federal de garantías que avala su criterio, según el cual estas incorporaciones no serían «altas».

Hay que tener en cuenta que los 169 incorporados después del 1 de abril de 2017 no vienen de la calle. Ya eran «afiliados directos» (inscritos por internet, sin pertenecer a una agrupación local) que han dado el paso ahora de ser militantes. ¿Por qué? Los afiliados directos votan en las primarias federales y de país (como las que ganó Ximo Puig en julio), pero no pueden hacerlo en provinciales, comarcales y locales, al no estar adscritos a ninguna agrupación. Los militantes votan en todas. Eso es lo que dicen los propios estatutos del 39 congreso federal, el que proclamó a Sánchez, y a essa norma se aferra Blanqueries.

Sin embargo, responsables del PSOE, donde uno de los dirigentes máximos es el valenciano José Luis Ábalos, explicaron la tarde del miércoles en Ferraz al secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, que el criterio de la comisión de garantías es que esos afiliados directos convertidos en militantes pueden votar en las primarias comarcales del domingo y en las futuras locales.

Menos de 170 altas en un censo total del PSPV de 17.174 afiliados es un porcentaje mínimo. Sin embargo, el problema es que los nuevos militantes se concentran en aquellas comarcas donde hay una disputa más reñida por la secretaría general y un puñado de votos puede alterar el resultado.

El panorama es complicado, ya que la puerta está abierta a impugnaciones de candidatos cuando el margen de la victoria sea muy estrecho, inferior al número de nuevos militantes incorporados. El temor además es que puedan producirse enfrentamientos en las mesas sobre si prevalece el criterio del PSPV o el del PSOE.

El caso más llamativo es el de la ciudad de València, donde se han producido 55 altas recientes. La disputa, que todos auguran apretada, entre Sandra Gómez (candidata próxima a Puig y portavoz en el ayuntamiento) y Maite Girau (edil afín a Ábalos) podría acabar así en los órganos de resolución de conflictos del partido y quién sabe si en los tribunales.

Gómez pidió ayer una reunión de urgencia del comité organizador, pero la candidatura de Girau declinó asistir al entender que las altas no son tales.

La Marina Alta, l'Horta Nord, l'Alacantí y el Bajo Segura son las otras comarcas donde el PSPV ha detectado el grueso de nuevas altas. Son también aquellas en las que hay más disputa. En el trasfondo está el desencuentro silencioso entre los sectores de Puig y Ábalos. A afines a esta corriente adscriben la gran mayoría de nuevos inscritos. Eso dicen candidatos de otras sensibilidades.