Cuatro años y casi cinco meses después (más de 1.600 días) la televisión pública de los valencianos volvió ayer a la antena. Coincidió con un 25 d'Abril lánguido en las Corts, con apelaciones a la defensa del autogobierno y la necesidad de mejorar la financiación en un día simbólico del valencianismo, que conmemora la derrota de Almansa y la desaparición política del Antiguo Reino de València.

Una celebración institucional al uso pero con una recepción posterior más desangelada de lo habitual. À Punt se llevó el protagonismo en un día en que la polémica en torno al senador del PP Pedro Agramunt, los problemas del socialismo en Alicante, la presión de Podemos a sus socios por la presunta financiación irregular o la dimisión de Cristina Cifuentes protagonizaron los corrillos.

En su discurso, el presidente de las Corts Valencianes, Enric Morera, reivindicó la necesidad de buscar ya un acuerdo que ponga fin a la infrafinanciación y también la aprobación definitiva en el Congreso de la reforma del Estatut que blinda inversiones del Estado. En esa línea, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, defendió el autogobierno y que los valencianos son nacionalidad histórica.

El día en que las Corts premiaron a la activista convertida al Islam Amparo Sánchez y al Consell Preautonòmic, germen del actual gobierno valenciano y en el que À Punt abandonó el negro por los dibujos y las series infantiles, contenido reciclado para una emisión en pruebas que comenzó puntual a las ocho de la mañana con la serie Biters.

Una programación que sufrió cortes en el audio en sus primeras horas por las pruebas y que varió con el paso de la mañana. Volvió Doraemon como en los años 90 y le siguió Interiors, el programa que visitaba casas espectaculares de la Comunitat Valenciana. También se emitió un documental sobre rock valenciano.

Ahora, una franja avisa del periodo de pruebas. Una vez evaluadas las emisiones, À Punt ya podrá lanzar la parrilla completa, previsiblemente antes del verano.