El incendio iniciado en Bolbaite hace una semana se declaró ayer extinguido de manera definitiva después de quemar un total de 1.535,7 hectáreas forestales en siete términos municipales de la Canal de Navarrés, la Costera y la Ribera Alta. Según los datos de la Conselleria de Medio Ambiente a los que ha tenido acceso Levante-EMV, Chella fue la localidad más afectada, al concentrar el 42% de la superficie devorada por las llamas, con un total de 648 hectáreas. El 21% del monte incendiado se emplaza en término de Sellent (330,58 ha) y el 19% pertenece a Sumacàrcer (290 hectáreas). En Anna, se han calcinado 98,94 hectáreas, mientras que en Bolbaite „donde se originó el fuego„ apenas se ha visto afectada una superficie de 1,18 hectáreas (el 0,08%), puesto que el fuego avanzó rápidamente por un barranco que linda con Chella. Estubeny ha sido el término menos damnificado, con 0,16 hectáreas forestales quemadas.

El incendio penetró en dos espacios naturales protegidos: el Riu Xúquer (con 9,59 hectáreas afectadas) y la Cova de la Moneda de Cotes (una hectárea). Toda la superficie forestal dañada corresponde a montes de titularidad privada y la mayor parte (1.228 hectáreas, el 80% del total) es terreno desarbolado. Además, se han quemado 282 hectáreas de arbolado y cerca de un centenar de hectáreas de superficie no forestal, dedicada a tareas agrícolas o pastos.

Los alcaldes de la zona afectada por el fuego se reúnen hoy con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig en Carcaixent para evaluar los daños y estudiar posibles ayudas. Algunas demandas son urgentes y compartidas. "Vamos a exigir la limpieza de los ríos y barrancos: son un grave peligro", expone Pilar Sarrión, alcaldesa de Anna. Las llamas devoraron el Montot, una montaña de 417 metros donde confluyen cuatro términos municipales: Anna, Sellent, Cotes y Chella. Esta última localidad fue la más afectada por el fuego, que calcinó toda la parte baja del término forestal y agrícola, desde la ladera de Las Fanecás hasta la partida de las Rochas, pasando por el barranco del Turco, el Matet o el Prado, partida que linda con Bolbaite, donde el incendio se originó en un cañar próximo al cementerio.

La proliferación de esta especie invasora junto a los márgenes de ríos y barrancos preocupa especialmente a las autoridades municipales. "Vamos a pedir ayudas para que limpien el río. Llevamos mucho tiempo peleando para que vengan las brigadas", indica José Enrique Talón, alcalde de Chella. El principal problema es que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha de autorizar los trabajos de limpieza, los permisos tardan mucho y, si llegan, los ayuntamietnos no disponen de suficientes medios para ejecutarlos. "Estas actuaciones implican la necesidad de emplear maquinaria pesada que no tenemos y mucho dinero. No pedimos que nos autoricen la limpieza, sino que lo limpien", incide Pilar Sarrión, que también detecta zonas arbóreas de pinos donde son necesarias tareas de prevención. La alcaldesa apunta que en Anna hay áreas junto al río que llevan sin limpiar al menos siete años. "Desde entonces han sido todo recortes" en prevención, lamenta. En esta población, las llamas afectaron exclusivamente a monte de propiedad privada y, sobre todo, destruyeron zonas de matorral con escasa presencia de pinos. Los equipos de extinción consiguieron frenar el incendio antes de que penetrara en paisajes muy transitados por los excursionistas como el Naro o afectara a las casetas del municipio. "Si el fuego hubiera cruzado el estrecho de Estubeny, hubiera quemado toda la zona dels Cantalars", observa Sarrión. En Estubeny también se libró de las llamas el paraje municipal protegido de la Cabrentà.

En Chella, el alcalde se ha reunido con los cazadores, que hace unos días cifraron en más de un 80% la superficie dañada en los cotos de caza de la localidad, incluyendo comedores y recintos destinados a los animales. También en el diseminado hay construcciones afectadas. El alcalde advierte de que el fuego ha destrozado gomas de regadío, infraestructuras de goteo y conducciones de agua potable "que valen mucho dinero". Aunque habrá que esperar al menos cuatro años para comenzar a repoblar las áreas quemadas, tanto Talón como Sarrión piden a la Conselleria de Medio Ambiente "los recursos pertinentes" y la elaboración de un plan que permita reforestar la superficie del incendio cuanto antes, dado el impacto que tienen las áreas calcinadas en el turismo rural. El munícipe de Chella subraya que los campos de cultivos que estaban limpios y trabajados "han hecho de cortafuegos" y destaca que también se han salvado de las llamas los invernaderos del Matet. Sin embargo, el fuego ha dañado cientos de explotaciones de caquis, olivos y frutales en la Canal y la Ribera. La alcaldesa de Anna espera que el incendio sirva para concienciar a la población ante el elevado riesgo existente en el monte este verano por la sequedad y la falta de lluvias. En esta localidad, el incendio "podría haber sido mucho más grave", por lo que la munícipe agradeció el enorme despliegue coordinado de equipos de extinción que evitaron que las llamas avanzaran hasta los núcleos poblados.