Somos exigentes. El empate del Olímpic en el campo del Alzira ha tenido valoraciones distintas. Una, claro, positiva; la otra, no tanto. Aquellos que ven la botella medio vacía se quedan con el partido poco «brillante» ante el Muro, con el agobio defensivo del equipo en algunos momentos del segundo tiempo, con la falta de oportunidades de gol ante el Alzira, con el escaso protagonismo de los delanteros? Hay quien incluso nombra, sin acritud por su parte, a Álex Vaquero como ejemplo de jugador necesario que debe dar «el último pase». Los hay quien afirma que, de seguir así, «ni entre los diez primeros».
Los de la botella medio llena ven siete puntos de los nueve jugados, cero goles encajados, cuatro goles marcados, puesto de promoción de ascenso y punto conseguido ante un buen equipo, en un campo difícil, en un día de mucho calor y con muchos jugadores debutantes en la categoría.
No se engañen. Tengo claro que la tercera no es la segunda B y eso nos debe hacer cambiar el cristal con el que vemos los partidos. Tengo claro que el prestigio no lo da el nombre, el «presupuesto», lo que digan los demás, o lo de «recién descendido». Todo el mundo da al Olímpic como favorito. Los tres entrenadores que se han enfrentado a los de Xàtiva hasta ahora han hablado de gran plantilla, de grandes jugadores, de gran presupuesto. No se fíen.
Lo tengo claro: no sé si jugaremos promoción pero, de momento, se va por el camino correcto porque, a diferencia de la temporada anterior, aunque de fútbol lo justito, reconozco la apuesta de Jero López. Reconozco su planteamiento y me gusta ver como los rivales se estrellan contra el sistema defensivo y convierten a Paco en un espectador de lujo? ¿Un punto es poco? ¡Pues ya veremos! Sinceramente creo que el rumbo es bueno. Estamos empezando y vislumbro un equipo seguro, práctico, que cree en lo que hace y eso, por ejemplo, que sí que lo tenía el Leioa, nos noqueó en la lucha por la permanencia en la segunda B. Poco a poco. Esto acaba de empezar y se acelera: tres partidos en ocho días.
