Medio año después del incendio iniciado en Bolbaite que arrasó más de 1.500 hectáreas forestales en siete términos municipales de la Canal, la Costera y la Ribera, la superficie afectada por las llamas permanece en el total abandono y no ha sido objeto de ninguna medida de conservación o restauración. La Conselleria de Medio Ambiente pospone las actuaciones previstas en el monte quemado sin una fecha concreta, a la espera de una inyección de fondos solicitada al Ministerio. Desde el departamento autonómico indican que existe un proyecto valorado en 150.000 euros pendiente de ejecutar que incluye trabajos consistentes en la retirada de árboles muertos, el control de plagas y obras para paliar la erosión del suelo.

Mientras tanto, plataformas forestales y expertos se erigen en voces críticas que cuestionan la tardanza de la administración en intervenir y advierten de las posibles consecuencias de esa inacción en la degradación del territorio.

«Hemos dejado pasar varios meses sin hacer nada: se ha dejado la zona como está y no se ha hecho ningún tratamiento de conservación para proteger el suelo contra la erosión». Artemi Cerdà, catedrático de Geografía y Física de la Universitat de València, analiza así la «preocupante» ausencia de gestión de los montes antes y después de los incendios.

«No se han tomado medidas de restauración. Dejan desamparadas las zonas una vez se queman». Pablo Talens, ingeniero forestal y conocedor de la superficie, profundiza en la idea de que «no hay un plan ni ningún proyecto de extracción de los árboles quemados» y eso «debilita los ejemplares y aumenta el riesgo de plagas». «Una vez se han abastecido de la materia muerta o debilitada, los perforadores pasan a otros árboles», añade.

Para combatir estos y otros peligros derivados del incendio „como los arrastres de tierra y las escorrentías generadas con las últimas lluvias torrenciales o el deterioro del suelo„, el CEAM emitió un informe con una serie de recomendaciones aún insatisfechas. El estudio constató que la ausencia de tratamientos selvícolas previos había acelerado la propagación del incendio y predijo una rápida regeneración natural. Aunque la vegetación aflora a buen ritmo en el territorio calcinado, para los profesionales forestales el inmovilismo no es una opción. «Cuando los pinos de las zonas arboladas caen al suelo y están tumbados mucho tiempo imposibilitan la regeneración en una amplia zona de especies cuyo crecimiento se ve dificultado por la maraña de troncos y ramas», sostiene Talens, que ve necesario limpiar y facilitar la restauración del área, pero también hace hincapié en la posibilidad de aprovechar la madera afectada por el fuego «que se va a pudrir en un plazo de 5 o 10 años» para generar energía.«2,5, kilos de esta madera equivalen a un litro de petróleo: si se hace una gestión de ese residuo (biomasa) puede ser una alternativa al gasoil en las calderas». Para reforzar este planteamiento, que genera reticencias en algunos sectores, el experto traza un símil: «El monte es como una casa: si nosotros no estamos ahí y no hacemos un mantenimiento o no actuamos, al final se pierde, se derrumba». Y apostilla: «El sector forestal necesita mucha mano de obra que puede ayudar al desarrollo de los municipios rurales».

Sin cambios en la gestión forestal

Talens censura las trabas, los impedimentos y la falta de agilidad para cualquier trámite que implique una actuación de conservación en el monte „como un simple desbroce„ y considera que la administración debería obligar a los propietarios forestales a tomar medidas de gestión urgentes, pero también ofrecer incentivos para evitar el «desamparo» y que intervenir sea rentable. «No hay que tener miedo a la gestión de los montes: los incendios de Bolbaite y Carcaixent son ejemplos de la cantidad de territorio que puede quemarse en prácticamente tres días».

En la misma línea se expresa Artemi Cerdà. «Sabemos que el año que viene también va a haber incendios y es en invierno cuando hay que prevenirlos. La masa forestal es cada vez mayor y en algunas urbanizaciones como Bixquert llega hasta las casas. Si en un día de agosto con 40 grados, un viento de poniente de 40 km/h y humedad por debajo del 30% se produce un incendio en la Font Figuera, puede llegar a Bixquert perfectamente porque no hay discontinuidad. Se necesita una gestión adecuada en el territorio que tenga en cuenta los incendios». Devolver una agricultura sostenible a las montañas con zonas intermedias de cultivo y promover quemas controladas y pastos que hagan de cortafuegos. Son las alternativas que plantea el catedrático para reducir masa forestal y evitar incendios descontrolados.

Ayer mismo, el Consell anunció que va a repartir 334.345 euros entre los municipios afectados por el fuego de Bolbaite para cubrir daños en infraestructura públicas, agrarias, cinegéticas e inmuebles. Nada de actuaciones forestales.