El Ayuntamiento de Xàtiva ha iniciado los trámites para transformar en un observatorio municipal de aves y naturaleza autóctona el torreón de la muralla de Levante, situado al final de la calle Carneros. La Generalitat lo adquirió a un particular en 2004 por 106.000 euros y pasó a formar parte del patrimonio municipal. 13 años después, el consistorio está preparando un convenio para ceder la explotación del inmueble de origen almohade (siglo XII) a dos entidades conservacionistas: la Sociedad Valenciana de Ornitología (SVO) y al colectivo local Bosc Primigeni.
Según los planes de la concejalía de Medio Ambiente que encabeza Pilar Gimeno, la propiedad albergará una exposición de aves y será el escenario de actividades relacionadas con la observación de las distintas especies que anidan en las inmediaciones, aprovechando la buena visión del castillo que ofrece el torreón y la variada gama de ejemplares que pueden encontrarse en la zona. El convenio de cesión determinará unas condiciones mínimas de uso. En un principio, se baraja que el edificio abra solo dos domingos al mes, aunque el documento estará abierto a futuras ampliaciones, tanto en lo tocante a los horarios de visita como a la funcionalidad y disponibilidad de las instalaciones, según remarca Gimeno.
El proyecto contempla la limpieza y adecuación de la torre por parte del ayuntamiento, que deberá revisar la instalación eléctrica y otros aspectos de la infraestructura. La exposición se instalaría en las dos primeras plantas del inmueble y, en un jardín exterior, se plantarían especies autóctonas. En última instancia, el observatorio aspira a convertirse en un centro de interpretación de la naturaleza abierto a escolares e investigadores y en el punto de partida de excursiones y rutas ornitológicas por los parajes de Xàtiva. SVO tiene sede en la capital de la Costera y está diseñando un inventario de aves autóctonas que pretende dar a conocer y difundir.
Situación de deterioro
Los vecinos de la calle llevan tiempo reclamando al consistorio que acondicione la zona. El abandono y la ausencia de intervenciones públicas en los últimos años dispararon las alarmas por la situación de deterioro estructural del torreón de Carneros, que el pintor Fernando Blum adquirió en 1990 para convertirlo en su estudio. A finales de 2003, lo puso en venta.
Dotándolo de actividad, Medio Ambiente pretende revitalizar esta zona degradadada del casco antiguo, a tiempo que amplía la oferta natural «más allá de la Cova Negra» y fomenta el conocimiento de una flora y una fauna autóctona y urbana en buena medida desconocida, tal como sugiere Gimeno.
