Penúltimo escalón para el Ontinyent CF en su intento de subir a segunda división B. Posiblemente, el equipo textil ha llegado más lejos de lo que nadie pensaba después de una temporada trufada de acontecimientos de todo tipo. El carácter ganador e indomable del grupo de Mullor ha permitido que, por primera vez desde que se instauró la promoción a tres eliminatorias, el equipo textil haya llegado a la final. En sus dos anteriores intentos, cayó en primera y segunda ronda. Eso en tercera división, porque en segunda B sigue fresca en la memoria colectiva la hazaña de 2010 en segunda B cuando el Ontinyent estuvo con pie y medio en la división de plata después de superar a Guadalajara y Eibar, y caer en la final contra el Alcorcón.

Aquéllos momentos inolvidables han vuelto a estar más presentes que nunca y la afición trata de jugar su papel rescatando algunos pasajes. Uno de ellos será la «desfilada» de seguidores antes del encuentro contra el Alavés B. Las peñas han convocado a las dos aficiones para marchar al unísono desde la Plaça de la Concepció hasta el estadio. Es una manera de propiciar el mejor ambiente en El Clariano, al tiempo que supone un refuerzo moral para los jugadores.

La verdad es que los futbolistas no necesitan demasiados alicientes llegados a este punto. Debe ser la semana que menos habrá intervenido la figura del entrenador para alentar al vestuario. En el caso del Ontinyent, ha quedado más que demostrado que el grupo tiene hambre por alcanzar el objetivo. De hecho, es uno de los pocos terceros clasificados que sigue con vida. Ha eliminado a un tercero que no quería nadie „Terrassa„, a un segundo tras caer en la ida „Arcos„ y, ahora, el gran reto es superar al campeón vasco, el Deportivo Alavés B. A estas alturas de la película ya no se sabe si es mejor ganar, empatar o perder el primer partido en casa.

El Ontinyent ha pasado dos rondas sin conocer la victoria en El Clariano y, aunque le ha ido bien sin triunfos locales, llevarse el gato al agua contra el filial blanquiazul en el primer envite estaría muy bien tratándose de la despedida de la temporada en casa. De cualquier forma, todo se va a decidir la semana que viene en Vitoria. Es lo habitual en este tipo de eliminatorias tan igualadas sobre el papel. Pocas o muy pocas se finiquitan en el primer acto. La experiencia de lo ocurrido contra Terrassa y Arcos le dice al Ontinyent que los errores se pagan muy caros. Así que el objetivo no puede ser otro que máxima concentración durante los noventa minutos para no dar concesiones al rival.

Miguel Ángel Mullor vuelve a estar pendiente del capitán Víctor Fuentes. El canterano hizo el esfuerzo de jugar la semana pasada, pero no pudo acabar. La temporada pesa y no solo a Fuentes. Juanan también está cargado, Edu y Abengózar están pagando el hecho de salir de lesiones, y así prácticamente toda la plantilla. Un hecho al que se sobrepone el grupo gracias a la buena condición física en la que han llegado al tramo decisivo. Si no surge ninguna complicación de última hora, Mullor repetirá el equipo de la semana pasada, es decir, Raúl, Paco Sáez, Rober, Ortega, Edu Mesas, Fuentes, Juanan, Doménech, Rafeta, Abengózar y Cristo. Un equipo que será recordado para siempre por la gran hazaña en Arcos de la Frontera, pero el Ontinyent no ha escrito aún el último capítulo. De momento, va por el penúltimo, que empezará a escribirse mañana a partir de las siete de la tarde, con arbitraje del castellano-manchego Juan Manuel Muñoz Méndez.