Había pocas dudas sobre lo acertado de incluir a Sílvia Pérez Cruz en Nits al Castell, un espacio donde según qué propuestas el éxito sucede de una manera especial gracias a un entorno de efecto multiplicador. Y si alguien las tenía, las dudas, seguro que se disiparon el sábado con el formidable recital ofrecido por la inclasificable intérprete y compositora gerundense. En un delicioso viaje musical que transitó de la música brasileña a la chanson francesa pasando incluso por el flamenco o el fado, la doble ganadora de un Goya a la mejor canción desplegó su irresistible propuesta: buena música y una sugerente voz que transforma algunas canciones hasta llevarlas al peligroso precipicio del desafine o de unos agudos imposibles. Por supuesto, saliendo airosa.

El recital comenzó con la artista totalmente sola en el escenario, descalza y guitarra en mano. Así se mantuvo toda la actuación. En este primer tramo de la noche, que arrancó con la venezolana Tonada de la luna llena, sonó una de las joyas: L'himne a l'amour, de Edith Piaff, realmente formidable. Tras media docena de temas se sumó a la fiesta Miquel Àngel Cordero, al contrabajo. Y en la siguiente pieza, el mexicano Carlos Monfort (violín). El concierto iba a subir en intensidad y los tres músicos emprendieron una ruta musical por la canción popular iberoamericana (México, Perú, Cuba, Brasil...) que alcanzó su máxima expresión con la bellísima versión del Cucurrucucú paloma, que Sílvia Pérez Cruz alarga, retuerce y lleva a su terreno hasta convertirla ya en la canción más representativa de su cada vez más reconocible estilo.

Complicidad musical

Cuando arriba de un escenario hay acuerdo entre las partes, se nota. Y la excepcional complicidad y el afecto de la cantante con sus músicos se notó sobradamente, con preciosos solos de violín usado como guitarra o con un par de crescendos en los que aquello sonaba a gloria. Ya en las postrimerías del recital (de más de una hora y 45 minutos) se escuchó la famosa No hay tanto pan, la vibrante aportación social de la Sílvia Pérez Cruz compositora que arremete contra la corrupción y el saqueo.

Mutis por el foro, ovación ensordecedora con el público puesto en pie y dos bises: una soleá flamenca no muy allá, la verdad. Y una fantástica versión del Take this waltz de Leonard Cohen en castellano, con los versos de Lorca pocas veces tan intensos. La artista (que un día antes tocaba en Sagunt a Escena) se mostró en todo momento muy cercana, amable y hasta chistosa, trasladando una imagen muy diferente a la del ensimismamiento del que puede dar idea su música. Un gran cierre para Nits al Castell.