A dos meses de la inauguración de la exposición Cien por cien valencianos, dedicada a poner en valor a una nueva generación de artistas, los líos no hacen sino crecer en torno a este proyecto estrella de la Conselleria de Cultura que llenará meses el Centre del Carme. Y no era en su momento para menos. Ni, seguramente, lo será el día que abra sus puertas, sino porque de continuar los problemas podría llegar a su final excesivamente dañado.

La importancia del proyecto no sólo radica en la alta participación de nuevos artistas o en el comité científico creado para su selección o en el año que se lleva trabajando en la iniciativa, sino porque debía servir como una experiencia piloto con idea de continuidad.

Si en un principo el ojo se puso en la elección del hijo de Consuelo Ciscar, estudiante de Bellas Artes, por un comité científico que desconocía su parentesco, el verdadero ruido llegaba con el plante de algunos artistas que reclamaban una cantidad para poder producir sus obras o con la deserción de una decena de ellos.

Así que se optó por dejar correr la lista de preseleccionados y, además, por la firma de una serie de contratos y la concesión de una subvención de 400 euros a cada participante para poder cubrir algunos gastos.

Pero a ello hay que añadir el hecho más significativo: la destitución de uno de sus comisarios, Amador Griñó, quien junto a Rafa Gil debía encargarse de la coordinación de la muestra. Gil, vicerrector de Cultura de la Universitat de Valencia, amenazó ante Cultura con dimitir si la Generalitat no apartaba del proyecto a Griñó. Todo esto, además, se producía después de la aparición de una serie de documentos comprometedores con Griñó, funcionario de la Diputación de Valencia aunque adscrito hasta hace poco a Cultura y encargado de los proyectos internacionales del Consorci de Museus. Hubo, además, un enfrentamiento personal entre ambos que llevaba mal final, según confirmaban a Levante-EMV fuentes del departamento que dirige Trini Miró.

Cultura decidió el cese de Amador Griñó. En él pesó también el hecho de que mantenía, de forma paralela, otra serie de comisariados de exposiciones aunque al margen de la Generalitat. Estas exposiciones se celebraban en Latinoamérica y estaban financiadas por el Seacex. Una de ellas ha estado en activo durante cerca de tres años. Según las mismas fuentes, una de sus protagonistas mantiene una estrecha relación con el afectado.