Para que se haga cargo del tipo de entrevista: ¿Un "okupa" es un delincuente?

En absoluto. Se debería descriminalizar la ocupación, que el Código Penal considera un delito desde 1997. Hay viviendas deshabitadas, en expectativa o vacías por motivos especulativos. El artículo 47 de la Constitución consagra el derecho a la vivienda, y los "okupas" rehabilitan casas abandonadas.

¿Y si ocupan su casa?

Mi casa está habitada. En Holanda y el Reino Unido, países nada sospechosos de revolucionarios, la ocupación no es un delito y se reconoce su legitimidad.

¿Las casas han de seguir bajando?

La burbuja inmobiliaria española no ha

pinchado definitivamente, y las casas siguen sobrevaloradas en un 17%. El precio de la vivienda se dobló entre 1997 y 2007, mientras se construían seis millones de unidades.

¿Bancos y cajas impiden que la vivienda alcance su precio real?

Han asumido las deudas que los promotores inmobiliarios no podían satisfacer. Necesitan que los precios de las viviendas se mantengan altos, para no dañar sus activos. Crecerá el número de familias que no pueden pagar la hipoteca, cien mil personas están en riesgo de mora en los dos próximos años.

Se quedarán sin casa.

Y mantendrán la deuda con el banco, una particularidad del mercado español que no ocurre en otros países. En EE UU te quitan la casa y empiezas de cero.

¿Su Universidad Nómada educa a futuros premios Nobel?

Qué va. Ayuda a la formación de los movimientos sociales para una democracia real.

¿Los antisistema de hoy son los ministros de mañana?

No sé quiénes son los antisistema, pero sí que el sistema se presenta como democrático y hace lo contrario. La clase política y las élites económicas han sido claramente irresponsables, al basar la actividad en las finanzas y no en la creación de riqueza. Se agrandan las diferencias, pero el dinero se ha destinado a salvar a los bancos. No hay ninguna perspectiva de reinvención del capitalismo.

El ladrillo no mejoró los salarios.

El salario de un trabajador español descendió un 10% de media entre 1997 y 2007. Se creó un empleo altamente precario, destruido masivamente por la crisis.

¿A qué distancia estamos de las revueltas sociales?

Desgraciadamente, a mucha. La desigualdad aumenta, pero las organizaciones de oposición están muy marginadas. Los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, se han visto obligados a la huelga general, no han peleado y han sido gestores del modelo laboral al negociar las reformas.

Por definición, un ciclo no tiene principio ni final.

Como mínimo, se ha detenido la revolución del ciclo. Hay que redistribuir la riqueza. El ciudadano cada vez puede consumir menos, eso conduce a la falta de autonomía y de democracia.