Libros antiguos, de lance, carteles, postales, grabados, tebeos y hasta una exposición de cartelismo y cine salida de las manos de Josep Renau se puede contemplar en la 38 edición de la Feria del Libro de Ocasión que ayer abría sus puertas en su espacio tradicional, el paseo central de la Gran Vía Marqués del Turia de Valencia.

El encuentro congrega este año tres expositores más que la última edición. Los libreros afrontan el certamen con optimismo y buenas expectativas y esperan superar las ventas del pasado año en un momento en el que el sector del libro antiguo se mantiene vivo gracias al empuje de los propios libreros y, sobre todo, de la importante legión de coleccionistas que aún existe en España.

En concreto, en esta edición se reúnen 36 casetas procedentes de Valencia, Madrid, Barcelona, Alicante, Castellón, Zaragoza, Vitoria y Huesca y el propio Ayuntamiento de Valencia .

La feria, que organiza el Gremio de Libreros de Lance de la Comunitat Valenciana, abre el calendario de los certámenes de este tipo que se celebran en el conjunto de España al ser la primera del año.

El presidente del Gremio de Libreros de Lance, José Luis Boado, indicaba ayer que la Feria es una convocatoria que el sector siempre «espera con ilusión».

La situación económica pinta un buen panorama para un sector que ha visto como los precios de las ventas han caído un 20% pero al mismo tiempo ha permitido aflorar al mercado lotes de relevancia. Aún así, los libreros reconocen que en la actualidad tiran de fondo de armario. «Compramos menos, aunque la oferta es grandísima», reconocía Boado.

El universo del libro de lance es un auténtico micromundo dentro del campo editorial que se sostiene gracias a la pasión por la letra impresa de los propios libreros.

Ayer, muchos de ellos admitían que aunque la situación económica no les había golpeado con tanta crudeza como a otros ámbitos sí se había abierto una gran competencia en los últimos años debido a las nuevas tecnologías. Pero, también, que esas mismas tecnologías habían abierto una gran ventana al mundo por lo que el sector había tenido que actualizarse. «Antes iban a tu librería, hoy te pueden comprar desde cualquier parte del mundo», confesaba un librero que reconocía que frente a la caída de la petición de enciclopedias, el coleccionista busca ahora libros de viajes, aventuras , gastronomía y naturaleza, pero también aquellos ejemplares y temas a los que devuelve la nostalgia.