Una caja de cartón y una bolsa de plástico. Fue la última petición ayer tarde de la aún directora del Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V, Paz Olmos, a uno de los empleados, con la mayoría de los cuales ha tenido una relación más que tensa en sus cuatro años al frente de la pinacoteca. Hoy se acaban.

La hoja de ruta avanzada por Levante-EMV en su edición de ayer se cumplió y el vuelco se produjo a primera hora de la tarde. El conseller de Educación y Cultura, Vicent Marzà, delegaba en miembros de su equipo para comunicar cara a cara a Olmos su destitución como directora con fecha de hoy. Es la primera huella cultural del nuevo Consell.

La abogada y funcionaria de carrera tiene diez días para presentar alegaciones. Vencido ese plazo, Cultura designará un director provisional para «unos meses», hasta que esté operativo un manual de buenas prácticas en instituciones culturales que permita una convocatoria a la que puedan optar diversos candidatos.

Da la circunstancia de que ayer estaba en Valencia el director general de Bellas Artes del ministerio, Miguel Ángel Recio, de modo que durante el encuentro que el secretario autonómico, Albert Girona, y la directora general de Cultura, Carmen Amoraga, mantuvieron con él le informaron de sus intenciones. En todo caso, la decisión corresponde al Consell, ya que la gestión del centro es autonómica, aunque la titularidad del mismo es estatal.

El departamento de Vicent Marzà, que hoy ha convocado a la prensa en el propio museo, justificó su decisión en un informe de técnicos de la pinacoteca „los pocos que quedan„ sobre el estado de las obras expuestas y la gestión del recinto.

La conclusión es que la dirección de la pinacoteca tenía constancia de la existencia de problemas con la climatización del edificio desde diciembre de 2014. Sin embargo, «se optó por bloquear el contrato de mantenimiento de las instalaciones».

Este está pendiente de renovación desde hace un año. La empresa que tenía adjudicado el servicio continúa con el mismo de forma provisional desde entonces.

Un efecto han sido los daños «no graves» que han sufrido algunos lienzos por la elevada humedad y temperatura: pérdida de tensión de telas y abombamientos.

A partir de ahora, Marzà anuncia medidas de urgencia para solucionar «en la medida que se pueda» los problemas. Siempre tras escuchar a los técnicos, agregó la conselleria, que habló ayer del inicio de «una nueva etapa de gestión que garantice la conservación y el buen funcionamiento del museo con el fondo artístico más importante de los valencianos».

La salida de Olmos pone fin a cuatro años oscuros en la pinacoteca, que suceden a una etapa final de la gestión de Fernando Benito también difícil por los problemas de salud de este. De ahí, entre otras cosas, la urgencia de un cambio de rumbo en la tradicionalmente etiquetada como «segunda pinacoteca de España».

Paz Olmos asumió formalmente la dirección del San Pío V en julio de 2011, tras las elecciones autonómica que dieron con los huesos de Lola Johnson en la Conselleria de Turismo y Cultura.

Olmos, no obstante, venía ocupándose ya de la responsabilidad del museo desde la muerte de Benito en febrero de ese año, cuando las funciones dueron transferidas a la dirección general de Patrimonio, que ella ocupaba.

Hasta tres nombres de historiadores del arte tuvo encima de la mesa el entonces presidente de la Generalitat Francisco Camps para nombrar a un director. Prefirió finalmente a Olmos, funcionaria de su confianza y del círculo de amistades de su mujer. Las consecuencias de aquel gesto han llegado hasta hoy.