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Entrevista | Pau Alabajos

"Espero que los gestores culturales ya no sean comisarios políticos"

Esta noche participa en Sagunt a Escena, algo que se le antojaba imposible antes del cambio político

"Espero que los gestores culturales ya no sean comisarios políticos"

Casi tres años celebrando el «Pau al Palau» [el concierto de 2012 generó un disco y una gira]. ¿Pensaba que daría para tanto?

Siempre había tenido en la cabeza recuperar un espacio negado a los artistas valencianos comprometidos. Lo intentamos un año antes pero nos encontramos todas las puertas cerradas. En el 2012, supongo que por las necesidades económicas por las que pasaba el Palau, no se podían negar a que alguien lo alquilara. Nos marearon un poco con las fechas pero al final lo hicimos y llenamos. Demostramos que no era cuestión de ocupar el Palau y punto, sino que había un público respaldando no solo a nosotros sino a la música en valenciano.

¿Supuso aquel día un punto de inflexión para la música en valenciano?

Sí, y yo lo enmarcaría junto a otros conciertos: el doble de Obrint Pas en el Principal, Al Tall en el Palau de Congressos y el de La Gossa Sorda con Calle 13 en la plaza de toros. Se ha demostrado que la música en valenciano puede llenar cualquier espacio de la ciudad.

La música en valenciano se entendía hasta ahora como una respuesta a la situación política. ¿Cambia ahora el relato?

La música valenciano ha existido gracias a que mucha gente tenía muchas ganas de hacer canciones en su propia lengua, y lo hicieron a pesar de las instituciones o con las instituciones en contra. Es evidente que habrá un cambio diametral por el hecho de que los espacios estén abiertos a la ciudadanía y los gestores culturales no sean los comisarios políticos que fueron con el PP. La libertad conllevará una biodiversidad musical y cultural.

De la música política ha acabado saltando a la política, en sustantivo.

Estoy con muchas ganas. Yo siempre tenía la mosca detrás de la oreja porque pontificaba sobre política encima del escenario sin hacerla tangible, y yo quería saber qué era esa vocación. He entrado en política desde el municipalismo y en un momento de emergencia social y en mi propia ciudad: en Torrent hay 10.600 parados y el drama se vive diariamente.

Su salto ha ido en paralelo al de Josep Nadal [voz de La Gossa Sorda y diputado por Compromís].

Cuando nos encontramos la conversación va siempre por ahí: el objetivo de la izquierda no es hacernos la víctima y ser adictos al «no» El objetivo es coger el mando y cambiar las políticas.

¿Tiene miedo a acomodarse?

No. Mi paso por la política tiene fecha de caducidad, de hecho voy a compaginar las dos cosas, he pedido la compatibilidad.

No cuelga la guitarra.

Tenemos preparado el nuevo disco [se llamará L'amor y la ferocitat y se grabó en Nashville el año pasado] y lo de la política es algo vocacional que haré durante un tiempo, pero mi profesión es la de músico. En política entré porque la situación es muy dura y muchos hemos decidido ensuciarnos las manos.

¿Le preocupa que se haga política cultural desde el revanchismo?

Soy contrario a eso y espero que no se produzca, que haya libertad y que los gestores culturales dejen de ser comisarios políticos, que en lugar de moverse por criterios ideológicos se muevan por criterios artísticos y culturales. Que la biodiversidad se regule por ella misma y que los espacios escénicos que hemos pagado también los artistas valencianos con nuestros impuestos estén también a nuestra disposición. Que se anulen los obstáculos, barreras y vetos, y que se abra un nuevo panorama.

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