¿Abierto Valencia es un proyecto consolidado o está aún en pruebas?
Pienso que ya podemos decir que es un proyecto consolidado. Ha habido un cambio en ayuntamiento y Generalitat, con cuyo apoyo empezamos, y ha habido una respuesta positiva hacia el proyecto. Estamos muy contentos, en fin.
¿El proyecto vive por el apoyo público o por el esfuerzo de las galerías?
La asociación no tenía fondos cuando empezamos, pero contamos con el apoyo de patrocinadores y la administración. Es necesario que continúe y aumentarlo mínimamente para poder hacer cada año Abierto Valencia sin morirnos del susto, pensando que no llegamos. Las galerías ponemos tiempo, ilusión y lo mejor de nuestra programación.
¿La temporada que comienza será la del despegue?
Lo empezamos a notar el año pasado. Seguimos en una situación precaria, pero estable. Y con ese sentimiento positivo empezamos el año.
¿Ven brotes verdes entonces?
Vemos solo brotes [ríe]. Esperamos que crezcan.
Lo que ha cambiado con la crisis es el panorama. Han desaparecido galerías históricas y han surgido ideas nuevas€
Sí. El mapa ha cambiado: algunas cerraron, ha habido un cambio generacional en otras y han abierto nuevas, que es importante en un momento de crisis.
La duda es si el nuevo modelo de galería es sostenible€
Un artículo divertido decía que los galeristas cada vez nos parecemos más a los comisarios, críticos y artistas. Somos menos empresarios y más apasionados del arte.
¿Es el gran cambio que les deja la crisis?
Hay gente más formada profesionalmente y con mucha pasión. ¿Es rentable el negocio? Espero que sí, aunque los niveles de rentabilidad no son aceptables ahora. Tenemos que luchar para conseguir unos mínimos.
Han optado por internacionalizarse. Es es el caso de su galería, que está también en México. ¿Había que salir corriendo de Valencia para sobrevivir?
No es porque no puedas sobrevivir en la ciudad, sino porque la propia estructura del negocio se tiene que extender tanto fuera como dentro. Creo que antes era parecido también. Quizá ahora, con más preparación, se entiende aún más que hay que salir, pero siempre se ha hablado. Mi padre acude a ferias desde hace más de 20 años.
Esta semana moría Jesús Martínez Guerricabeitia, uno de los coleccionistas más importantes en Valencia. ¿El perfil ha cambiado mucho? ¿Quedan pocos como él?
Quedan. Por ejemplo, LaVac se acercó con Abierto Valencia a la Fundación Hortensia Herrero. Está también DKV, con su apoyo desde el Hospital de Dénia. Está la Fundació per Amor a l´Art, que va a abrir y que la lleva [Vicent] Todolí. Así que seguimos teniendo. Otra cosa es que nos compren a todos, pero existen.
¿Y qué papel esperan del IVAM?
El IVAM está en tránsito y aún más: en apertura hacia la ciudad. Tenemos una relación muy buena ahora.
¿Antes no?
Antes no existía. No había ni interés por las exposiciones organizadas allí ni una mirada al trabajo de las galerías. Ahora sí. Se demuestra con el hecho de que la fiesta de Abierto Valencia se haga allí. Era importante para nosotros, porque es el espacio natural. Es la enorme novedad de este año.
¿Falta que compre más?
Eso sería superimportante. Nos encantaría, pero no metemos prisa. Que igual que valoran lo que hacemos, puedan dar ese paso.
La compra de arte contemporáneo se relaciona en ocasiones con el blanqueo de capitales. ¿Es una versión real o hay mucho mito?
Siempre se mitifica. Igual que a los artistas se les suele ver como bohemios en buhardillas y no es así. Hoy es un profesional que suele viajar mucho, tiene un portátil y se mueve con un estudio flotante. Lo mismo pasa con la idea del coleccionista que invierte de forma irregular. Esos estaban más cercanos al boom inmobiliario y, como ya no lo tenemos, el que compra arte ahora es porque le gusta y entiende lo que significa comprar arte.
¿Y hay mucha mentira en el arte contemporáneo?
Yo creo ciegamente en el arte. Hay muchos niveles de arte contemporáneo y algunos son mentira. Desde luego es un mundo muy especializado. Necesitas conocerlo para entender qué pasa. Si volvemos al IVAM, durante diez años nos estuvieron enseñando como obras legitimadas un montón de cosas que no lo eran. Es grave enseñar en un museo algo que no debería estar ahí.
¿Al final se confunde valor de mercado con valor real?
Posicionar a un artista en un lugar donde no debe estar hace que la gente que mercadea (y subrayo lo de mercadear) con su obra haga subir los precios. Eso es un desastre, pero los precios suelen ser fruto de la trayectoria y el trabajo de los artistas. Surgen de un acuerdo entre galería y creador.
