Cuando Cànem abrió sus puertas, Castelló era tierra yerma en arte. «Un panorama desolador», dramatizaba el presidente del Consorcio de Museos, Felipe Garín. Eso explica el espíritu de Pilar Dolz, fundadora, una mujer locuaz y directa, que sostiene como una bandera su sello de comerciante: «Todo aquí está en venta», cierra con una carcajada. Además de locuaz, Dolz es directa como un arpón: «Las relaciones con las instituciones de mi ciudad han sido malas. Yo nunca he querido subvenciones, yo tengo una tienda. Pero ha sido difícil porque ha habido cierto clientelismo. Y voy por la ciudad y muchas veces me molesta lo que veo». A su lado estaba ayer Vicent Marzà, representante público de nuevo cuño y, vaya, castellonense. «Si me he introducido en el arte es gracias a Cànem», reconocía el conseller en su primera visita a la sede del Consorcio de Museos.

Desde 1974 Cànem ha persistido en la idea de poner en valor a artistas valencianos, como aquellas primeras firmas de Artur Heras, Manuel Boix o Rafael Armengol. Ahora el Centre el Carme propone recorrer las cuatro décadas de compromiso de la galería a través de una treintena de obras de otros tantos artistas acunados por la sala, con firmas como la de Andreu Alfaro, Jose Antonio Orts, Eva Mus o Joaquim Michavila. Los pasos iniciáticos del conseller en el arte coincidieron, por estar la galería rodeada de soledad en su género, con los de muchos otros castellonenses. Por la tarde acudía a la inauguración Ximo Puig, en quien Dolz advertía a otro visitante habitual de la sala „«a título personal, eh, que no era entonces President». Tanto Puig como Marzà son hoy parte de esas instituciones; Pilar Dolz anunció que no tiene previsto dejar de ser galerista.

Programación cerrada

El conseller de Cultura emplazó a la semana que viene, cuando se desglosará el Manual de Buenas Prácticas Culturales y Código Ético, para comenzar a evaluar la estructura del Consorcio de Museos y la futura línea programática del Centre el Carme. El futuro responsable tendrá ya una programación para 2016 casi cerrada, como apuntó Felipe Garín, que incidió en que su puesto está a disposición de la conselleria para llevar a cabo una «transición serena» hasta que llegue su sucesor.