Francesc Pérez Moragón lleva vinculado a la Casa Fuster de Sueca desde que esta era el hogar cálido del amigo, el ensayista del batín, las pantuflas y las tertulias interminables entre nubes de humo. Continuó ligado después como investigador del fondo documental del autor de Nosaltres, els valencians. Jubilado hace dos años de la docencia universitaria, y al regreso de una estancia en Viena, el hasta ahora asesor de la institución suecana asume sin grandes palabras y declaraciones solemnes su designación como director por renuncia de Antoni Carrasquer.

Está «a gusto» con el cargo, pero no hay cambios fundamentales a realizar, más que continuar con la línea que ha de llevar a la deseada apertura al público del Espai Fuster, formado por la unión de la casa del escritor y la contigua de Pasqual Fos, donde estará el acceso principal.

«Se trata de acabar „explica„, el museo está preparado, hay personal trabajando en la biblioteca y en el archivo fotográfico y documental». Falta equipar algunas salas y dotar de personal a la entidad para poder abrir regularmente, señala. Cuestiones administrativas que quedan en el campo de juego del Ayuntamiento de Sueca, responsable del proyecto en esta última etapa.

Pérez Moragón (Algemesí, 1948) prefiere no poner fechas, pero en todo caso «se trata de meses ya, no de años», apunta a Levante-EMV.

El filólogo, miembro de la Cátedra Fuster de la Universitat de València, la otra institución que participa en el Espai, confiesa que cuando la Generalitat se desentendió del proyecto y pasó la responsabilidad al municipio tuvo dudas de que pudiera quedar interrumpido. Hoy, su opinión personal, subraya, es que la gestión debe mantenerla el ayuntamiento, «que ha demostrado que tiene capacidad para ello», si bien cuanta más colaboración reciba de otras instituciones, mejor.

Más de veinte años después de la muerte de Fuster (Sueca, 1922 - 1992), el archivo «enorme» del ensayista no está clasificado al completo. Quedan anotaciones y fichas de trabajo „como las de una Historia Social de la Llengua Catalana que nunca llegó a publicar„ por catalogar, muchas víctimas del desorden al que también ayudó la bomba de 1981.

Aquellos sucesos parecen hoy lejanos. La figura del intelectual tiene poca discusión. Con todo, Pérez Monragón cree que la apertura de la Casa «contribuirá a deshacer falsas imágenes y estereotipos interesados» sobre Fuster.

El objetivo del director pasa así por gestionar un proyecto en marcha, trabajar por la inauguración del mismo y continuar con la investigación, de modo que el fondo documental pueda crecer y ser accesible a los profesionales de la historia y la literatura.