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"El Dostoievski de hoy está escribiendo ´Breaking Bad´"

Alberto Torres publica «Con el frío», relato apocalíptico y coral con vocación de estudio sociológico - «La novela necesita un revulsivo», declara

Alberto Torres Blandina, en los Viveros de Valencia. eduardo ripoll

Un día Alberto Torres Blandina abrió una novela policíaca y le pasó como a Neo después de la pastilla: le pilló las costuras al relato. «Te juro que he empezado ahora otra pero no paso de la página setenta. Le veo el truco. Yo me dedico a dar clases para novelistas y me sé las estructuras, lo que deben tener los guiones para el anticlímax y el clímax; el todo por el todo... Y cuando cojo una novela y le veo el mecanismo dejo de emocionarme», confiesa el escritor valenciano que, consecuentemente, cuando se pone ante el folio en blanco se rebana los sesos para sorprenderse. Pone así en práctica una máxima a la que se han ceñido otros artistas, como Tarantino: «quiero escribir la novela que yo querría leer».

Pese a lo que parece, puro onanismo literario, lo que pretende el autor es todo lo contrario: romper los esquemas de la novela clásica; buscar, aunque él rechace el término «búsqueda», la novela que no pueda adaptarse al cine. «El cine desarrolla mejor una narración que los libros y más ahora, con las series. La serie lo tiene todo: lo que la novela del XIX fue a la novela es la serie al cine. El Dostoievski de ahora es el que está escribiendo Breaking Bad o The Wire. Hemos perdido la especificidad de la novela y necesitamos un revulsivo», reflexiona el escritor, quien admite que su obra tiene «mucho que ver con la serie Black Mirror».

Por eso dice Torres que nunca ha repetido una fórmula ya explorada, ni siquiera cuando le llegó el éxito con Niños rociando gato con gasolina. Seis años después publica una obra fragmentada como si hubiera apedreado una ventana: Con el frío es un relato que se dispara con lo que parece un apocalipsis de niebla y antílopes en estampida por todo el mundo, con una narración que avanza a martillazos, presentando una serie de personajes de distintos lugares del planeta para componer un análisis sociológico que el psicólogo Luis Muiño lo catalogó como «transcultural»: «Hablo de la globalización con un suceso a nivel planetario, pero del que cada uno tiene una interpretación diferente. En el fondo estoy negando la globalización», diserta, y por eso dispone las piezas avanzando en el tablero según sus propios prejuicios: hay una mendiga en Grecia y un fascista en Australia y una mujer madura en Valencia. Cada uno interpreta los signos de una manera.

Además, en Con el frío hay una denuncia: «Desde el humanismo el hombre se creyó en el centro del universo. Nos colocamos como dios, a gestionar la naturaleza, y como es nuestra hacemos lo que nos da la gana. Al final nos hemos desconectado del mundo natural. Vivimos en las estadísticas, lo percibimos todo mediatizado por la cultura, por la ley, por aparatos». Aunque Torres no quiere acotar la premisa de su libro a un apocalipsis, sí piensa que tanto en sus páginas como fuera de ellas estamos en un cambio de era. «Los cambios cientificotécnicos han modificado nuestra visión del mundo. Y los medios están en el centro, creando mitos. En la novela se refleja esa lucha por ver quién consigue crear la verdad», explica.

Hablando de finales de etapa, él mismo ha mudado de caparazón, apartándose de Siruela y publicando con la independiente Aristas Martínez. En este punto se vuelve prosaico: «Quería algo más manual, tomarme unas copas con la editorial y decidir cómo hacerlo. Me han ayudado mucho con la edición. Ahora hay editoriales jóvenes buscando otro tipo de lector y otra forma de literatura».

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