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Crítica musical

El piano clásico vienés

Rudolf Buchbinder (Leitmeritz, 1946) debe de ser el músico con más actuaciones como invitado en el Palau: diecinueve desde aquel primer recital para la Filarmónica en 1991. El recuento incluye una integral de las sonatas de Beethoven a mediados de la década pasada y, ya como director además de solista, hace tres años un monográfico de conciertos mozartianos en dos sesiones con la Orquestra de València, con la cual ya había actuado hasta en cuatro ocasiones anteriores. La siguiente etapa ha consistido en una magistral lección enciclopédica sobre la especialidad de la que es primera autoridad mundial: el piano clásico vienés.

Por concisa que sea, una descripción de la forma de tocar de Buchbinder no puede pasar por alto la fusión de sabiduría adquirida y frescura conservada a lo largo de muchos años de reflexión y conocimiento. Sobre esa premisa, casi inevitablemente los resultados se caracterizan por la combinación de intensidad y claridad, rigor y flexibilidad, seriedad y gracia.

El Concierto en re mayor de Haydn, que bien podría haber formado parte de los ciclos de abono ofrecidos por Mozart en la primera mitad de la década de 1780, introdujo en ese lenguaje común de la época y el lugar con una desenvoltura que alcanzó su máximo exponente en un rondó llamado húngaro pero en realidad balcánico. La fidelidad a lo escrito en las partituras produjo con toda naturalidad una profundidad interpretativa mucho mayor en el Nº 23 de Mozart, en especial en el arranque de su Adagio central, cuyo precioso tema se desgranó con sobriedad luego no desmentida por alguna escala de embellecimiento añadida.

La trayectoria de Haydn a Mozart se prolongó muy inteligentemente de éste a Beethoven en la segunda parte. Más bien un tema repetido entre variaciones que un rondó propiamente dicho, el K. 382 fue así una elección de nuevo lúcida para la comprensión del avance que la Fantasía coral supone en el camino hacia la «Coral». Con tan bellas versiones además, todos aprendimos mucho: tanto como disfrutamos.

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