La feria en honor a la Virgen del Remedio empezó con buen pie. Más de media entrada en el debut de Octavio García «El Payo» en Utiel, que intentó hacer las cosas con pausa y gusto por el pitón izquierdo a un primer oponente que tuvo tanta calidad como poca fuerza. Dibujó pasajes bellos, pero tras pinchar dos veces y recetarle al toro un bajonazo, su labor fue silenciada. El sexto vio el pañuelo verde por una aparente claudicación de manos y una fuerte protesta del respetable. Se apoderó de la situación, no hizo caso a las telas de los subalternos ni al resguardo de los cabestros y tardaba en volver a chiqueros. Se tomó la decisión de apuntillarlo en el ruedo y se vivió una situación torpe. Salió un sobrero de la ganadería de Alcurrucén con casi seis años de edad, bien presentado y armónico. El mejicano anduvo con gusto, temple y torería frente al mejor toro de la tarde, al que hilvanó una labor de clase y lentitud, sobre todo por el pitón izquierdo. El fallo con los aceros emborronó la faena y salió caminando de la plaza bajo una ovación.

Manuel Díaz, «El Cordobés», brindó al público una primera labor eficaz y efectista, que caló hondo en los tendidos desde su inicio. La principal virtud del trasteo fue dejar la muleta siempre en la cara de un codicioso y noble animal. Pasaportó a su oponente de una buena estocada y cortó las dos orejas. En su segundo ejemplar realizó una labor sin pena ni gloria. El diestro estuvo más templado y dispuesto que en su primero pero la labor nunca alcanzó nivel. El público aplaudió dos particulares «saltos de la rana» y le conoció una festiva oreja después de una media estocada, que fue suficiente. Besó la arena con intención de volver.

David Fandila, «El Fandi», en los animales que le tocaron en suerte, tuvo un inicio explosivo con cuatro largas cambiadas y puso banderillas con facilidad y corrección. El granadino muleteó a media altura pero de manera plúmbea al segundo de la tarde y le sonó un aviso tras una estocada y golpe de descabello. Las dos orejas que obtuvo como premio fueron excesivas. El cuarto de la tarde, que derribó al picador en el primer encuentro, tuvo chispa pero fue a menos su condición y nunca se empleó en la muleta. El matador hizo todo lo que estuvo es su haber pero no pudo sacar agua de un pozo vacío. El presidente concedió la oreja tras una débil petición. Se lidiaron seis toros de la divisa Las Monjas, nobles en conjunto y desiguales de juego, que substituyeron a la ganadería titular, Torrealba.