«Desperezóse la inmensa vega bajo el resplandor azulado del amanecer, ancha faja de luz que asomaba por la parte del Mediterráneo...». Con esta frase empieza La Barraca, uno de los libros más emblemáticos de Vicente Blasco Ibáñez. Con ella inauguró ayer su tataranieta, Rosa Muñoz, el acto que se celebró en honor del también político con motivo del 150 aniversario de su nacimiento. Fue una lectura continuada de la obra del escritor, que se prolongó durante 3 horas en la Librería de El Corte Inglés de Colón.

Los familiares iniciaron la dramatización con la La Barraca. Muñoz, su tataranieta, aseguró haber elegido esta obra por la «manera en la que describe el amanecer en la huerta valenciana», un argumento en el que muchos asistentes coincidieron. De hecho, el escritor y coleccionista valenciano Rafael Solaz había elegido la misma pieza, pero decidió compartir con los asistentes unos párrafos de Cañas y barro para mostrar la «destreza» del escritor a la hora de «retratar y denunciar la sociedad de la época».

Ambos estaban emocionados al poder leer por primera vez ante tantas personas letras escritas por alguien al que admiran «tanto». «Si mi tatarabuelo levantara la cabeza, 150 años después de su existencia, y nos viera a todos aquí estaría muy orgulloso, como lo estoy yo de poder participar hoy», afirmó Muñoz. Por su parte, Solaz mantiene que para él es un «momento importante» porque tiene «una gran estima por Blasco», incluso tiene en su colección varias obras firmadas y dedicadas por el propio autor. Ángel López, secretario de la Fundación Blasco Ibáñez y uno de los organizadores del acto, se mostró orgulloso del resultado: «Es la primera vez que se organiza algo así, involucrando a público y familiares, y pensamos repetir».

Familia y admiradores

En la dramatización participaron unas 50 personas,entre ellas Gloria Llorca, nieta del escritor; Rosa Muñoz Belloch, tataranieta; Emilio Sales, director de la Casa-Museo Vicente Blasco Ibáñez; Ignacio Soler, presidente de la Fundación Centro de Estudios de Blasco Ibáñez; Fernando Millán, presidente de la Asociación Vicente Blasco Ibáñez; Rafael Solaz, escritor y coleccionista de la obra de Blasco; y varios admiradores de su obra como Francisco Javier Sotés, Carmen Lainez, Vicente Monroig, Federico Medina, Roberto Cifre, Ángel López, Cesar Marí, Roberto Blanes, Vicente Sanchis, Vicent Satorres,Carmen Hernando Vicente Jiménez Ibáñez y Mª Dolores Llop. Si el escritor escribió una vez que «estaban más solos que en medio del desierto», desde luego, ayer, no hubiera sentido lo mismo.