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Núria Espert

"Ante tantas atrocidades lo primero que se despierta es la venganza"

La Premio Nacional de Teatro Núria Espert representa en el Principal «Incendios», dirigida por Mario Gas

Núria Espert podría considerarse un incendio en sí misma. Comenzó en el teatro cuándo sólo tenía 12 años porque le escucharon leer unas poesías en voz alta,y no paró hasta convertir la actuación en su vida y «envenenarse» de su profesión. A sus 80 años presenta una obra que reconoce «deja una huella profundísima». «La violencia y la poesía que encierra el texto ha conseguido que levitemos, aprendamos, seamos más sabios y más humanos», aseguró durante el acto de presentación.

Dirigida por «la mano mágica» de Mario Gas, y con ocho actores más sobre el estrado (Laia Marull, Carlota Olcina, Álex García, Ramón Barea, Alberto Iglesias, Lucía Barrada y Germán Torres), «Incendios» se estrenó ayer por primera vez en València y estará en escena hasta el 21 de mayo en el Teatro Principal de la ciudad.

Una tragedia actual y catártica

En la obra, Espert pone alma al horror de la guerra con la interpretación de tres personajes simultáneos: su abuela, su madre y su «yo» actual, una mujer que acaba de morir después de cinco años de silencio y deja a sus dos hijos un último deseo. Para cumplirlo, deben buscar y entregar dos epístolas a un padre y un hermano desconocidos, una tarea que les hará descubrirse a sí mismos.

Entre los ocho actores representan un total de 32 personajes, «sin máscaras, ni disfraces». Una carpintería teatral compleja en la que «se intenta engañar a los espectadores de una manera fácil y sencilla, sin decorados». Así lo aseguró Alberto Iglesias, intérprete, que resaltó que «se trata de una obra difícil porque revolotea constantemente entre el pasado y el presente», algo que, precisamente, es el rasgo distintivo de esta tragedia. «Es un recurso cinematográfico», explicó Pilar Yzaguirre, la productora. «Wajdi Mouiwad es un maestro porque cuenta una tragedia clásica de estilo griego con una mentalidad cinematográfica que le da el toque contemporáneo». Para Espert, la obra habla de algo que se puede ver en los telediarios día a día. Se refiere al tipo de dolor con la que está escrita, «un dolor que sufren tantas personas que están perdidas, que migran, que esperan, para las que cualquier salida llega tarde: habla de un dolor irreparable».

Espert reconoció que nunca ha representado un texto con el que estuviese más de acuerdo. En la obra se presentan dos salidas a la violencia: la venganza, o la comprensión, que lleva al perdón. «Cuando ves tantas atrocidades en el mundo, lo primero que se te despierta es la venganza, yo lucho porque quiero coger el camino que tiene mi personaje, que es el del perdón», reconoció la actriz.

Tanto para ella como para el resto de participantes en el estreno, este trato del dolor es precisamente lo que convierte la obra en una catarsis. «La gente sale destrozada», aseguraron, «en vez de gritar bravo y darnos la enhorabuena, nos dan las gracias». Para los actores, la historia produce un «profundo desagarro» porque incumbe a todos y cada uno de los asistentes, en tanto que son humanos. «Cuando interpreto a Medea y mato a mis hijos», puntualizó Espert, «el público se emociona, pero aquí ve una emoción diferente, una obra en la que cada persona tiene que resolver un conflicto dentro de sí mismo». Quizás por eso, Espert ha vuelto a enfrentarse a ese «miedo» que da interpretar un personaje, porque en realidad, en este escenario, se enfrenta a ella misma. Incendios habla de ese renacer, «de fuegos que a veces hay que sembrar» y «del terrible camino que a menudo hace falta recorrer para llegar a uno mismo».

«El Principal no es lo que era»

En este aspecto, el director de artes escénicas del Principal, Roberto García, destacó que la obra «conecta lo privado con lo transcendental de una forma magistral», algo que « el teatro todavía puede ofrecer a diferencia con el mundo digital». García quiso recordar que la primer vez que vio actuar a Espert tenía sólo 15 años, y fue en el mismo teatro que hoy en día dirige. «Su interpretación en ´Tempestad´ es la culpable de que me dedicara al mundo teatral», aseguró. De ese momento han pasado muchos años, y el Principal, coinciden, «no es lo que era».

Núria Espert recuerda que fue uno de los grandes teatros de España y teme que «en pocos años se haya destruido». «El mundo ha cambiado y nosotros también, pero en València había un gran amor por el teatro que hay que recuperar», insistió, ejemplificando lo fácil que es destruir algo fuerte con «las tres mañanas» que bastaron en la guerra siria para destruir Palmira, una ciudad de 2.500 años de antigüedad.

Quiso recordar que su marido, Armando Moreno, «adoraba» el Teatro Principal, que llegó a dirigir durante dos temporadas. «Hay que recuperarlo», le insistió a García, que lanzó un alegato por la recuperación de las artes escénicas en la ciudad.

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