Nadie lo llamaba FIB, pero se podría haber hecho perfectamente. Hace 40 años, Benicàssim ya disfrutaba de su particular festival internacional de música popular. De sábado en sábado y de julio a agosto, el cartel de la sala de fiestas Bohío anunciaba los «grandes espectáculos del verano de 1977». Por Benicàssim desfilaron Al Bano, Julio Iglesias, Albert Hammond, Camilo Sesto, Mary Santpere, Demis Roussos, Rocío Jurado, Rafaella Carrá y Mocedades. Casi nada. Entre otros.
Al Bohío acudía la burguesía local a disfrutar de aquello que se llamaba velada. Como orquesta residente, junto a Jaime Palacios, estaban Los D2, referencia absoluta durante aquellos años. Miguel Gómez se formó musicalmente con el violín, pero ahí tocaba también la guitarra para adaptarse a la nueva realidad. «Ese tipo de cartel», recuerda, «fue habitual durante varios años. La sala estaba llena siempre. Algunas noches se servía una cena especial e iban muchas parejas. Las entradas baratas no eran y el público venía de muchos sitios. Se juntaban los personajes del momento de Castelló con turistas de todo el mundo, entonces sobre todo franceses. El Bohío fue una sala de fiestas inolvidable por la que pasaron los mejores artistas nacionales e internacionales».
El Benicàssim de los setenta no estaba exento de fiesta. Las opciones de ocio musical articulaban el mapa de la población. «Aparte del Bohío, estaban de moda Tebaida en la zona de las villas, Saxo en la entrada del pueblo, Beach junto al Torreón, Timshel delante de las barracas, y Alameda junto al puente de Hierro».
D2 gozó de una gran actividad durante casi tres lustros. «Tocábamos de todo, de Fórmula V a Los Chichos. Nos dedicábamos a la música profesionalmente. Para que te hagas una idea, según datos de Seguridad Social, cotizamos más de dos mil actuaciones en doce años». Junto a Miguel Gómez, la formación la componían Paco Barrachina («era de Benicàssim, y muy conocido y querido, falleció hace cuatro años en Madrid»), Luis Ariño («teclista, murió tristemente a finales de los 70»), Chimo Bernad, otro guitarrista, y Toni Palau, el baterista.
Gómez disfruta recordando. «También en la Pérgola, en Castelló, durante el resto del año se programaban grandes actuaciones». Asoman incluso conexiones con el Festival Internacional de Benicàssim de ahora. Albert Hammond padre tocó en el Bohío en el 77, y su hijo Albert Hammond Jr lo hizo décadas después en el FIB, primero con The Strokes y después con su proyecto alternativo.
Tampoco le hace feos Miguel Gómez al FIB, al que ha acudido en varias ocasiones con algún compañero de banda. «Pudimos ver a Leonard Cohen y Bob Dylan, dos de nuestros ídolos de juventud», destaca.
