P Actúan el sábado en Picassent. ¿Cómo va a ser el concierto?
R Vamos a presentar nuestro último disco, Nocturnal, y haremos un repaso de canciones anteriores. La verdad es el actual sonido de la banda y el espectáculo son fantásticos.
P ¿Qué pide más el público en los conciertos: temas nuevos o clásicos de la banda?
R Es curioso porque poco a poco canciones recientes del disco Hacia lo salvaje se van asimilando como clásicos de la banda. Eso da mucha energía positiva porque vemos que el grupo sigue adelante y que el público evoluciona con nosotros.
P Hacen de «teloneros» de los jóvenes de Sona la Dipu. ¿Qué le dirían a quienes están empezando?
R Yo nunca he sido de seguir consejos. He sido muy terca, debe ser algo del ADN aragonés, que dicen que somos tozudos (ríe). Tampoco soy de darlos porque lo que me ha servido a mí no le tiene que servir a todo el mundo. Lo único que les diría es que sigan su intuición y a su propio corazón, que en música es lo importante; hacer lo que uno quiere.
P Si tuviera la oportunidad, ¿qué le diría al Amaral de hace 25 años?
R Me gustaría verme por un agujerito para revivir momentos mágicos, pero no cambiaría nada, no sea como Regreso al futuro, que por cualquier cosa cambiara el futuro. Me siento afortunada de cómo nos ha ido. Lo único que me diría es que fuera a clases de batería que cuando empecé fui autodidacta (ríe).
P Cuando se llega a 25 años de trabajo parece que toca hacer balance. ¿Cuál hace de Amaral?
R Nos hemos dejado llevar por todo lo que nos sucedía. Hemos sido budistas sin saberlo. Hemos aceptado todo lo que ha ido viniendo. No somos de mirar al pasado ni al futuro, vivimos el día a día haciendo las cosas poco a poco y sin presión. El balance es increíble. Los Amaral de hace 25 años nunca hubieran soñado en tocar en sitios enormes y viajar por todo el mundo con nuestra música.
P ¿Qué queda de aquellos primeros años?
R Todo: el mismo vértigo ante la hoja en blanco y los nuevos retos, que son plantear una nueva gira o un nuevo disco. Los retos son los mismos y nuevos a la vez. Ayer nos comentaban que da la sensación de que nos sentimos más comodos fuera de nuestra zona de confort, como tocando en un país en el que no nos han oído nunca y que no hablan español o haciendo un himno para un equipo de fútbol femenino. Son cosas que nos hacen sentir cómodos porque no hay expectativas.
P ¿Echa de menos algo de aquellos años?
R Echo de menos poder subir en los coches de choque cuando íbamos a tocar a algún pueblo en fiestas. Ahora se liaría una...
P Han pasado 25 años y se ha notado una evolución en el grupo. ¿Es inevitable?
R No hay plantillas para todos. Hay gente que lleva 30 años haciendo la misma música y han conseguido que lo que hacen tenga valor. No es justo decir que la gente tiene que evolucionar por obligación. Hay gente que por insistir ha convertido su música en arte. Lo valoro muchísimo. Nosotros hemos evolucionado pero no ha sido a propósito. Ha sido fruto de las vivencias, del mundo que te rodea, la música que escuchas. Lo mágico es que el publico ha evolucionado con nosotros.
P ¿Se pone nerviosa antes de salir al escenario?
R Muchísimo. Los cinco minutos antes estoy hecha un flan. Las primeras veces fue un shock. Soy muy tímida en mi vida diaria. En un escenario no hay dónde esconderse. Veinte años después me sigo poniendo igual de nerviosa.
