«La llamada» ha sido primero un musical y ahora una película que ayer se preestrenó en los cines Kinépolis. Además de argumentos y actrices, la obra de la escena y la de la pantalla también comparten «padres»: Javier Calvo (que fue actor en «Física o química») y Javier Ambrossi («Sin tetas no hay paraíso» o «Cuéntame»). En los teatros, «La llamada» tuvo un éxito que ni sus creadores esperaban. Ahora en el cine los también directores buscan repetir ese éxito con monjas, adolescentes «electrolatinas» y un Dios vestido de lentejuelas que canta canciones de Withney Houston como principales ingredientes. Todo eso cocinado sin salir de un campamento en Segovia.

Uno no se decide sobre si ha visto una peli religiosa en la que se canta o una peli musical en la que se habla, sino de religión, sí de espiritualidad. Muy pop, pero espiritualidad. «La religión es un marco pop para contar algo -explica Javier Calvo-. La película tiene un nivel muy metafórico, de que cada uno puede llegar a lo que quiera conseguir siendo él mismo. Y luego un nivel costumbrista, más parecido a lo que hacían Azcona o Berlanga». «Hemos querido hacer una película más parecida a 'Ghost' que dar lecciones de nada -añade Javier Ambrossi-. Nos apetecía hablar de lo locas que pueden parecer las opciones vitales de otros, pero de forma muy sencilla y cotidiana».

Pese a que en su cabeza han tenido, entre otras referencias, al «Jesucristo Superstar» de Andrew Lloyd Webber, no temen que su planteamiento «pop» del catolicismo, y especialmente de las apariciones y experiencias místicas, despierte el escándalo que despertó Camilo Sesto cuando estrenó en 1975 aquel musical en castellano. «Yo creo que España ha cambiado lo suficiente para que nadie se escandalice. Y más con el Papa moderno que hay ahora. Creo que a él sí le gustaría, al menos no creo que se sintiera atacado», señala Calvo. «En la religión hay una cosa muy pop. Si crees que hay un señor que ha bajado a la tierra por qué no vas a creer que puede suceder otra vez y de esa forma. Como no compartimos esas creencias, lo vemos como algo muy exótico. Me parece una cosa muy divertida y muy interesante», justifica Ambrossi.

Tras su experiencia como actores de televisión y su «tirarse a la piscina» de los musicales, el único bagaje de los «javieres» tras las cámaras antes de esta película ha sido la también exitosa «webserie» «Paquita Salas». Así que el paso no ha sido fácil. «En el teatro, al fin y al cabo, convences a dos actrices, compras dos camas, y a una banda para que toque... Para el cine ha habido un proceso largo. Teníamos dudas sobre dirigir, pero nuestro productor (Enrique Lavigne) nos convención. Nadie conoce a los personajes mejor que nosotros».

Además de compartir a la criatura, Calvo y Ambrossi son pareja, dato que no importaría demasiado si ellos mismos no señalaran que tiene importancia en su proceso creativo. «A veces es un coñazo y a veces una maravilla. Cuando llegas del rodaje y te encuentras con alguien que sabe exactamente lo que ha pasado, es muy bonito».