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Música

El pop de la València cercana

Tardor presenta mañana en el Palau de la Música «Patraix», una defensa de la ciudad «normal» y una reivindicación del poder ser feliz en el barrio donde uno ha crecido

Tardor (Cesc Doménech, Tono Hurtado, Àlex Martínez, Yerai Calvo y David García) presentan mañana en el Palau de la Música su tercer disco, «Patraix». m. a. montesinos

Mañana jueves, Cesc Domènech, Tono Hurtado, Yeray Calvo, Àlex Martínez y David García -es decir, Tardor-, se subirán al escenario del Palau de la Música para presentar «Patraix», su tercer disco, un homenaje a la València normal y una reivindicación de lo cercano. Pop en valenciano, de guitarra, bajo, batería y, en esta ocasión, mucho teclado, pop que aprovecha el hueco abierto por bandas catalanas como Manel o Mishima, o los mallorquines Antonia Font, pero que también recupera la defensa de la pequeña València mediterránea que en los 70 y 80 ya realizaron artistas como Julio Bustamante o Remigi Palmero.

«Siempre hemos tenido claro que este es el lugar en el que queríamos estar, y buscamos referencias sobre València porque nos gusta -contestan cuando se les pregunta por esa reivindicación de la ciudad y esa sensación de que vuelve a ser un lugar que merece un estribillo luminoso-. En los últimos tiempos habido un cambio, se ha puesto en primer plano la València en la que hemos vivido siempre pero que hasta ahora no era la oficial. Es una València joven, moderna, abierta, en la que se cambian carriles de coche por carriles de bici, sostenible, respetuosa... Más allá de la política, son valores con los que nadie puede estar en contra».

No creen que el suyo sea un disco conceptual, pero sí reconocen la existencia de un hilo argumental y de un escenario principal, que es ese barrio de Patraix que da título e inspiración al disco. «Yo nací en el Carmen, crecí en València pero hace unos años me tuve que ir a Francia por cuestiones de trabajo -explica Àlex, el cantante y compositor-. Al volver conocí a mi pareja, que es de Patraix, y a través de ella redescubrí una ciudad que no conocía. De esa sensación de sorpresa nació el espíritu del disco».

Una de las cosas que más llama la atención en este disco de Tardor es la defensa de algo aparentemente tan «rock'n'roll way of life» como no moverse e incluso comprarse una casa. «Ja m'he cansat de rodar. Ser nòmada està sobrevalorat», claman en el segundo corte del LP. «Es un canto a lo no provisionalidad. Para nuestra generación, por las circunstancias económicas, hacer raíces es casi una utopía. Es un canto contra la prisas, contra querer llegar el primero a todo, a no tener que plantearse todas las vidas que puedes ser y ponerse triste por ello. Reivindicamos la capacidad de elegir vivir en el mismo barrio en el que se ha vivido toda la vida y ser igual de feliz».

El mensaje, pues, es claramente local aunque tenga poco de esa huella política que protagoniza el rock en valenciano desde hace muchos años. «Sí, damos un mensaje muy local, no tanto por folclórico sino por la reivindicación de dónde estamos. Usar la lengua propia es siempre una reivindicación, pero las letras que hacemos se podrían cantar en cualquier idioma. Es una manera de acercarse a la normalización, de reivindicar lo propio sin que te estigmaticen. Pero somos conscientes de que sin todos los grupos que han cantado antes en valenciano, con mensajes diferentes al nuestro, no estaríamos aquí cantando nosotros también en valenciano. Pero lo que intentamos es que cantar en valenciano sea tan normal como hacerlo en castellano o inglés, y lo normal es que a la gente le guste un grupo porque hace temazos, no por la lengua en la que canta».

La producción de «Patraix» ha corrido a cargo de Ricky Falkner, productor también de un buen puñado de esas bandas (Sidonie, Love of Lesbian, Lori Meyers...) que últimamente parecen trabajar para que miles de personas coreen sus canciones en un festival. Tardor, al menos en el sonido, también parece haber dado ese paso, no sólo por el trabajo de Falkner sino también por la incorporación evidentísima de los teclados de Yerai. «Nuestras composiciones son honestas, no están hechas para gustar al público sino para que nos gustan a nosotros. Obviamente, por nuestras influencias nos gusta la música comercial, de gran público, y al final suena eso. Pero no es una motivación mercantil sino la de hacer canciones que sean universales».

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