La veterana y «de culto» compañía andaluza La Zaranda llega el sábado y domingo al Teatre El Musical. Lo hace con el espectáculo «Ahora todo es noche (Liquidación de existencias)».

Con 40 años de trayectoria, la compañía sube a las tablas del teatro valenciano una obra protagonizada por tres mendigos de la vida, que buscan cobijo en tiempos inciertos. «La obra tiene muchos afluentes y modos lectura para de llegar al público; hay una metáfora argumental de tres mendigos en la intemperie del tiempo, de la noche», explica a Levante-EMV Eusebio Calonge, autor del texto y dramaturgo de cabecera de la compañía. Además, añade, «muestra otra parte mas real, la de una compañía de teatro en la intemperie de la época y, sobre todo, la búsqueda de ese mendigo mas metafísico, el que todos somos en mitad de la existencia». No se trata, apunta, de una mendicidad literal, «sino de muchas otras cosas que el ser humano, en este tiempo de oscuridad y confusión, está tan carente. Estamos carentes de espiritualidad, de arte y todo lo que es cultura, carente del sentido profundo de la vida, esa es la gran carencia de Occidente».

A pesar de esa «noche» y «liquidación de existencias», desde La Zaranda, dice su dramaturgo, «siempre tenemos un mensaje esperanzado, aunque sea de rabia». «En lo más profundo de la noche es cuando menos queda para el alba», reflexiona. «En esta obra -añade- hay un canto a esa poética irrenunciable del ser humano».

Indagar sobre el escenario

Esta es una obra también en la que hacen balance. «El universo Zaranda ya tiene muchos años, mucha experiencia y que intenta paliar las grandes decepciones con el hecho creativo sobre el escenario; quizás ya no podemos tener tanta brega de giras como antaño ni llegar a todos los sitios donde se nos pide. Cada vez nos gusta más indagar y perdernos sobre el escenario que es nuestro territorio y universo», señala el autor teatral.

Y echa la mirada atrás: «Ha pasado mucha gente en 40 años, muchas quiebras, vicisitudes, imagínate... Pero lo esencial, lo que prevalece es el nivel de compromiso con la poética que siempre defendimos. Ahí no nos han podido tocar ni nos hemos bajado de nuestra escalera de Jacob. Ahí seguimos en ese pelea», asegura.

Sobre si se consideran una compañía de culto asegura que «no se muy bien qué es eso de culto, nos sentimos compañía de teatro al margen de lo que la gente entiende por teatro». «No tenemos un nivel muy gremial, intentamos hacer el teatro que pensamos y sentimos», explica. Y va más allá: «Si hemos durado tanto es porque nos hemos dirigido a todos. La Zaranda no tiene un mensaje para especialistas e intelectuales, tenemos un lenguaje para todos». De hecho, reivindica que «el teatro debe ser para todo el mundo, otra cosa es a quien le llegue».

La soledad del dramaturgo

Sobre la soledad del dramaturgo sostiene que el autor «es alguien que se integra en una compañía y que escribe para verse, no para la retórica ni en la soledad de una mesa y si es así luego la tiene que llevar a la soledad del actor y este a la de cada espectador. En esa confluencia esta el arte grande».

Pero, ¿cuál es la clave para 40 años de existencia? «Siempre hay que buscar el riesgo y ser honesto», dice. «El riesgo es lo que hace que no caigas en tus propias trampas y fórmulas. Es no tener miedo al fracaso», concluye.