Después de ocho años viviendo aquí, tocar en València ya será para usted como tocar en casa, ¿no?
Sí y hace mucho tiempo que no tocaba en València. El último concierto fue un pequeño show en el Festival de les Arts de 2017. Tocar aquí se te hace más familiar, es como tocar ante tus padres o tus primos. Yo estoy aquí reciente, pero ya tengo esa sensación. El público de acá te proyecta ese amor, pero también te obliga a hacerlo de manera diferente.
Es poco habitual que alguien que viene de otro país quiera hacer carrera en España desde València...
Yo adoro València. Muchos se creen que vivo en Madrid o Barcelona, pero yo no me cambio. Desde aquí se pueden hacer muchas cosas. Madrid y Barcelona, como sitios en los que hay que estar para hacer una carrera artísticas, todavía está un poco latente. Pero cada vez menos. Las nuevas tecnologías te permiten estar más cerca de tu público estés donde estés. Y València queda relativamente cerca de todo? En Barcelona dices que vas a tocar a Andalucía y te miran como si fueras a otro país.
Además, ¿no tiene la sensación de que aquí se hacen cada vez más conciertos?
Sí, y de una calidad impresionante, muchas cosas a las que ir y muy bien hechas. Hay una diferencia respecto a hace años, se ve que está surgiendo y que permanece.
Dijo alguna vez que en Chile llevaba una vida nómada y que eso impulsó su creatividad. ¿Cómo le ha afectado su actual vida asentada en València?
Los sentimientos también se transforman. Ya no vivo un año en cada ciudad, pero no siento que en ese sentido ha habido una diferencia importante. Estoy más asentada pero el sentimiento nómada sigue ahí.
Tengo entendido que practica el montañismo. Debe conocer ya bastante bien la geografía de la C. Valenciana, ¿no?
Normalmente para hacer montaña solía ir a los Pirineos. Pero en este último año me he centrado en las montañas de acá, y ha sido muy guay. Subimos al Benicadell de noche para llegar al amanecer y fue una pasada.
Su último disco, «Dance and hunt» es de 2016. ¿Cómo está funcionando?
Llevo casi dos años girando, la respuesta ha sido increíble porque ha llegado a muchísima más gente. Pero con el concierto del sábado quiero correr ya un velo con este disco, porque dejaré de tocar durante un tiempo para centrarme en el directo del nuevo disco. Lo acabo de terminar en diciembre y ahora estamos con el arte y el diseño y cómo será en directo. Es en castellano y me gusta muchísimo como suena. Estoy contentísima. Por eso pienso que el concierto del sábado será muy emotivo, porque marcará el final de una etapa.
¿Y habrá una nueva vuelta de tuerca estilistica, cómo ocurrió con el disco anterior?
Sí. Es lo que me gusta hacer, incorporar lo que me gusta en ese momento. Pero no quiero desvelar más.
¿Y el idioma? ¿Sigue con el inglés?
Se va a llamar «Nuevas épocas» y voy a cantar en castellano. A principios de 2017 estuve dos meses en Chile y no sé qué pasó allí, de repente empecé a sentirme identificada musicalmente con el castellano. Quizá verme ahí en mi país, con músicos... Me hizo ser más consciente de mi identidad y de la necesidad de cuidarla. Enseguida llegué a España en febrero y empecé a componerlo. Surgió de forma natural y normal, como algo que tenía que pasar.
¿Después de tantos discos cantando en inglés, le ha costado cambiar el chip?
Al principio, sí. Hice 38 canciones de las que me quedé 10. Me tuve que acostumbrar a escribir en castellano, que tiene lo suyo. expresar en castellano lo que quería decir, con la fonética tan linda que tenemos.
Del folk a los toques electrónicos y del inglés al castellano ¿No teme descolocar a su público?
Al principios siempre me da un poco de reparo tomar estas decisiones, pero luego te das cuenta de que es superpositivo y que el público en su mayoría lo valora mucho.
De aquí nada le oigo cantando en valenciano...
(Ríe). Es posible. Apenas llegué a València hice un par de temas en valenciano. Me gusta mucho, tengo muchos amigos como Gener que cantan en valenciano, y yo he cantado con ellos.
