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Investigación

Ecografía a la Virgen de la Sapiencia

La Universitat de València aplica al cuadro de la Nau las nuevas tecnologías para averiguar si Nicolás Falcó pintó embarazada a su patrona

Ecografía a la Virgen de la Sapiencia

En 1516 los Jurats de València encargaron al artista Nicolás Falcó pintar y dorar el retablo de la Capilla de la Universitat, la Nau, al que pertenece la tabla de la Virgen de la Sapiencia. Falcó terminó la obra un año después. Durante 500 años, esta tabla «ha sobrevivido a las algaradas de las Germanías, a las guerras carlistas y a la Guerra Civil», destaca el Catedrático de Historia del Arte y Conservador del Patrimonio Cultural de la UV, Daniel Benito Goerlich. «Sigue siendo una obra llena de simbolismo», añade. Y tanto: cinco siglos después, aún no se sabe si la Virgen de Falcó está embarazada o no. Ni siquiera las nuevas tecnologías han logrado averiguarlo.

Con motivo de los 500 años de la pieza -la más antigua del patrimonio de la Universitat y una exhortación a los estudiantes para poner sus conocimientos al servicio de la sociedad- la vicerrectoría de Cultura quiso hacer nuevos estudios. Fue sometida a infrarrojos, reflectografía y radiografías.

Métodos no invasivos que permitían conocer el proceso de su creación. Con los infrarrojos, por ejemplo, se pueden ver los dibujos subyacentes, algo imposible en 1989, cuando se llevó a cabo la última y más importante restauración del cuadro a cargo de Ángel Barros. Y, uno de los principales objetivos de este estudio era averiguar si la Virgen está representada como una mujer embarazada o no.

La respuesta puede parecer clara: sobre su regazo, la Virgen lleva al Niño Jesús. Pero expertos como David Sánchez Muñoz o el propio Benito Goerlich sospechan que la protagonista fue representada originalmente como una mujer embarazada, y que la figura de su hijo se añadió con posterioridad, aunque es difícil saber con qué fin. ¿En qué basan estas sospechas?

Por una parte, hay razones iconográficas. «Es una imagen compleja, ya que manifiesta una fusión armónica entre la gran tradición valenciana gótica (tan bien representada en el San Pio V) con las novedades del renacimiento italiano», explica a Levante-EMV el catedrático de Historia del Arte. «De la escuela valenciana coge la tradicional perspectiva cónica. Del renacimiento, la composición triangular simétrica, la arquitectura del cuadro (los capiteles siguiendo los órdenes clásicos) o el estilo de la silla y la tipografía de las letras». «Esa fusión en su época fue tan novedoso como las películas de Almodóvar en los ochenta», resume Benito Goerlich.

Esta transición del gótico valenciano al renacimiento italiano pudo haber afectado a la temática del cuadro. «En aquella época en València se pintan varias vírgenes embarazadas con un sol en la tripa, que representa a Cristo. En las pinturas en las que la Virgen aparece embarazada es porque ella es ´casa de la sabiduría´ porque Cristo es la sapiencia». «Pero si Cristo está fuera -continúa el catedrático-, la Virgen es ´trono de sabiduría´. En este cuadro la Virgen aparece rodeada con cuatro ángeles que representan las virtudes que la adornan y delante el autor pone a dos santos, San Lucas (patrón de la Universidad) y San Nicolás de Bari (patrón de los estudiantes), en ´sacra conversazione´. Esta ´sagrada conversación´ corresponde al modelo italiano, lo que pudo haber exigido poner al niño pese a que originalmente la Virgen aparecía sin él».

Otros motivos para sospechar de que la obra cambió de sentido durante su creación son de índole estilística. «La colocación del Niño no es muy natural, y el tamaño de la mano que sostiene la filacteria (la banda con inscripciones) nos hace pensar que esa mano originalmente era de la misma Virgen. Además, el color de la cara de Jesús es diferente al resto de la tabla, un poco más verdoso, como si se hubiera pintado sobre un fondo azul anterior (el del manto de la madre) y no directamente sobre el lienzo».

Para resolver el enigma -y ante la falta de documentación sobre el encargo de los Jurats ordenando una posible modificación-, la tabla fue trasladada de la capilla de la Universitat a la Sala Matilde Salvador. Se llevó hasta allí el aparato de radiografía del Museo de Bellas Artes de València y la restauradora Pilar Ineba realizó el proceso. Pero el análisis, que sí ha permitido conocer mejor la creación de la obra, no ha resuelto el misterio. «Se podría averiguar cortando un trozo del lienzo y haciendo una perforación mínima en la cabeza del niño -explica Benito Goerlich-. Pero eso nos hace plantearnos si saber si la Virgen estaba o no embarazada es tan relevante para someter el cuadro a una terapia destructiva».

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