El lienzo La Chula, pintado en 1925 por María Sorolla, hija de Joaquín Sorolla, ha tenido durante algún tiempo el mérito de ser una única pieza pintada por una mujer expuesta en el Museo de Bellas Artes de València.
No hay que ser un estudioso para saber que las artistas han contado con poca representación en los museos, no solo valencianos, sino de todo el mundo. De ahí que muchos todavía piensen que el lienzo de Sorolla -la hija- aún se puede contemplar en la pinacoteca de la calle San Pío V. Sin embargo, según ha podido constatar Levante-EMV esta obra ya no está expuesta en sus paredes. Ni más ni menos que desde el año 2015, según explica a este diario el conservador del museo, David Gimilio.
Así, el considerado como «único cuadro pintado por una mujer expuesto en el Bellas Artes de València» aguarda paciente en los almacenes del edificio a que vuelva a ser expuesta. Y lo hará. Al menos, así lo aseguró Gimilio, quien explica que esta pieza encaja « a la perfección con el planteamiento del plan museológico» que ha elaborado la pinacoteca. Estará, avanza, en el apartado de costumbrismo, y que abordará la iconografía de la mujer.
La pieza se descolgó poco después del cambio de Gobierno autonómico, señala Gimilio, al «desmontarse» la sala de los discípulos de Sorolla, y en la que se exhibía este lienzo, que antes también estuvo en la sala dedicada al siglo XIX y XX del edificio antiguo.
Mujer moderna
Para Gimilio, la obra es interesante porque «ofrece una mirada diferente» de la mujer, «más moderna». María Sorolla había practicado desde su primera juventud la pintura, apreciándose en ella la influencia del estilo paterno. Sin embargo, la artista también supo encontrar un estilo propio y personal.
Respecto a La Chula, desde el museo señalan que «con una pincelada suelta y pastosa, sitúa a una mujer castiza en medio de un jardín, ataviada con mantón y peineta. La armonía de tonos suaves y delicados, violetas, amarillos y blancos, reflejan la fuerte luz que se filtra por el emparrado de las hojas». Esta pieza fue donada al museo por la familia Pons-Sorolla en 1957.
Sin embargo, si prestamos atención a la fechas, la obra de María Sorolla no ha sido la última de una mujer en lucir en las paredes del Bellas Artes valenciano. La última ha sido La matanza de los inocente, un cuadro de Rosario de Velasco, pintado en torno a 1936. Se trata de un óleo sobre lienzo de 164 x 168 centímetros que reproduce el pasaje bíblico de la degollación de los inocentes ordenada por Herodes. El cuadro dispone a seis mujeres y una niña, cuyos rostros reflejan el horror del suceso. Algunas de las madres protegen a sus hijos de una espada que es empuñada por una mano anónima y otras miran al cielo implorando justicia. La obra estuvo expuesta en el museo valenciano desde primeros de 2017 y actualmente se encuentra en depósito en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid. Allí permanecerá hasta que se apruebe el plan museológico del Bellas Artes, momento en el que deberá regresar para su exposición.
Gimilio reivindica, además, la presencia de otra mujer artista en el museo valenciano y del que conservan dos obras: Manuela Ballester, casada con el también artista Josep Renau. «Fue triplemente discriminada. Por mujer, por republicana y por ser mujer de», lamenta el conservador del Bellas Artes. De ella, el museo guarda Autorretrato y Retrato de José Renau.
Es precisamente Ballester la que es el punto de partida de la exposición «A contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas. 1929-1980», que reivindica en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) el papel de las artistas valencianas.
Asegura Gimilio que tanto Ballester como De Velasco y María Sorolla formarán parte de la colección permanente que se exhibirá una vez aprobado el plan museológico.
