Escritora

Carme Chaparro: "Donar órganos es el gesto de amor más bonito y altruista que existe"

Carme Chaparro habla en "Delito" sobre la importancia de la sanidad pública, el suicidio o la situación de la familia del violador

La periodista y escritora Carme Chaparro con su novela "Delito".

La periodista y escritora Carme Chaparro con su novela "Delito". / saray fajardo. valència

Saray Fajardo

Saray Fajardo

La obra empieza cuando diez desconocidos se tiran al vacío a la misma hora y en el mismo lugar. ¿Cómo nace esta idea?

Igual que los periodistas tenemos esa mirada de periodista y nos hacemos preguntas sobre lo que pasa en la vida para contar la realidad a la gente, cuando empiezas a escribir ficción, te das cuenta que empiezas a tener una mirada de escritora. La idea nació un día volviendo en taxi a casa, cuando pasábamos por delante de Plaza de España. Me encontraba un poco mal, estaba mareada y, al abrir los ojos, toda mi vista se centraba en las ventanas de ese hotel. Se me ocurrió de repente. Pensé qué pasaría si diez personas desconocidas se tiraran al vacío a la vez sin dejar nada en las habitaciones. No pude parar hasta contestarla.

¿Por qué no continuó con la historia de Ana Arén?

Hay un límite para lo que les puede pasar a los personajes en la ficción. Si traspasas el límite, es difícil que el lector se lo crea. Me daba miedo llegar a ese punto con Ana Arén. Decidí apartarla y ver si era capaz de crear otro universo. Estaba aterrorizada, pero me ha salido casi mejor. Los lectores me están diciendo que es la novela que más les gusta.

En el libro, se defiende la sanidad pública, sobre todo, con la donación de órganos.

Los españoles somos los más generosos del mundo en tasa de donación. Es el país que más órganos dona y no lo sabemos ni estamos orgullosos. Nuestra Organización Nacional de Trasplantes es la más evolucionada. Nos están copiando países como Canadá o Bélgica. Si los españoles supiéramos lo que hacen las personas que trabajan en esto para poder salvar vidas, no tendríamos palabras suficientes para agradecerlo.

La novela, tal vez, anima a alguien a ser donante...

Ojalá porque siempre son necesarios. Siempre hay vidas a las que salvar. Tú quisiste a esa persona, pero ya no está aquí y con eso puedes salvar vidas. Es un regalo que hacemos como país y como seres humanos individuales a otras personas que no conocemos. Es el gesto de amor más bonito y altruista.

También se muestra el suicidio, un tema que, por suerte, ha dejado de ser tabú.

Se suicidan 11 personas al día en España. Es la principal causa de fallecimiento de adolescentes y jóvenes en nuestro país. ¿Qué estamos haciendo mal para que la gente sufra tanto y no quiera seguir viviendo? Como sociedad, hay que tomar las riendas y ser responsables de esas 11 muertes al día. Cuando empecé a trabajar como periodista, no hablábamos de eso porque pensábamos que un suicidio llevaba a otro. Nos hemos dado cuenta que hay que hablar, apoyar y formar una red sanitaria pública y potente para que encuentren el cobijo y la salida a este agujero. Hay que quitar el estigma, visibilizar y hablar. Hay que hacer políticas públicas.

La violación es otro tema reflejado. No solo se recoge el sufrimiento de la víctima, sino el de los familiares. ¿Cómo es la situación?

Pocas veces hablamos de las familias de las víctimas y de los violadores, que también sufren. Cuando estuve en Canarias haciendo un reportaje sobre el padre que había asesinado a sus dos hijas lanzándolas al océano y él también se había tirado, me encontré una realidad que no había tratado, la de la familia del asesino. Ese matrimonio de ancianos había perdido a sus nietas y a su hijo. Habían descubierto que su hijo era un asesino y se sentían culpables porque creían que habían hecho algo mal, pero seguían teniendo ese amor. Ese punto de visto está en «Delito». Vemos cómo reaccionan y nos planteamos cómo reaccionaríamos en esa situación.

Pero la violación es solo una parte del machismo, ¿qué más podemos hacer?

Todavía tenemos que luchar, parece que con leyes todo se consigue, que estamos en una sociedad igualitaria, algunos nos llaman feminazis… Pero te das cuenta que existe un machismo estructural y que las mujeres sufrimos y tenemos una carga muy pesada, que hace que no tengamos las mismas oportunidades. Todavía somos las que sacrificamos nuestro tiempo.

¿Ha sufrido miedo?

Ha sido algo complicado. Aprendes con los años. No podemos permitir perder nuestro tiempo, nuestra salud y nuestras ganas y dejar de disfrutar de nuestra vida pensando en la gilipollez que nos han soltado. Lamentablemente nos tenemos que proteger. Hay que poner el foco en los agresores, pero, de alguna manera, vamos a tener que protegernos. Cuando mis hijas salgan solas, les tendré que decir que vayan con cuidado, aunque me dé rabia.

Volviendo a la novela, también se habla sobre las falsas matronas y sus creencias. ¿Cree que todavía existen?

El dinero todo lo puede. Hay personas que se enriquecen del miedo de los demás. Es muy fácil hacer que la gente desconfíe del sistema sanitario, meterles miedo... Hay que dar a luz en un hospital para protegernos a nosotras y a los bebés porque no sabes cuando un parto se va a complicar. También hay que tener en cuenta el tema de los recuerdos cuando fallece un bebé en determinada fase de la gestación. Es hora de que haya un protocolo nacional sobre muerte perinatal, cómo tratar a los padres que pierden a un hijo o lo duro que es dar a luz a un bebé muerto. Cuando fallece una persona de tu entorno tienes recuerdos, pero no tienes nada de un hijo que ha muerto antes de nacer. Hay que mejorar el luto de esos padres.

¿Habrá segunda parte?

No lo sé, no tengo ni idea. Voy a ver qué se me ocurre porque yo escribo mucho con el estómago, el corazón y las emociones. Tengo que ver qué se me ocurre para estos personajes o si serán otros.

¿Carme es más periodista o escritora?

Las dos cosas. Soy contadora de historias. En el periodismo, cuento historias que suceden en la vida real y, como escritora, escribo historias que ocurren en mi cabeza.

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