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El éxito de la ampliación de capital es un enorme arbol que no debe impedir el bosque de la situación económica del Valencia CF. Que, aunque haya recibido una inyección económica importante, sigue siendo igual de angustiosa.

Las cifras son las que son y se explicaron en la última junta de accionistas: el club arrastra un desfase económico de 300 millones. Si han entrado 92... faltan un poco más de 208. Es una resta muy fácil. Dos tercios de la deuda está todavía por asumir.

Y el presupuesto recién liquidado muestra la realidad diaria: se ingresaron 80 millones y se pagaron 140. Resultado: 60 millones de pérdidas, que quedarán en una cantidad sobre 40 después de impuestos.

Salta a la vista que la ampliación de capital es una operación excepcional. No se puede organizar otra dentro de doce meses para seguir tapando los agujeros. Por ello, el club tiene claro que la salud económica de la entidad pasa por adoptar otro tipo de medidas a corto plazo. Sobre todo, porque el ritmo de gastos sigue siendo muy grande. Tanto por los elevados contratos de que dispone la plantilla como por la carga que supone todavía la construcción del nuevo estadio.

Durante dicha asamblea, el entonces presidente Javier Gómez expuso un plan de viabilidad, que persigue el equilibrio financiero de la entidad. Y dicho plan se basa en tres conceptos básicos: contención del gasto, venta de activos y el aumento de ingresos. Y es que el proceso de venta de acciones no tiene nada que ver con que se haya evitado la idea, todavía vigente, de que el Valencia CF vive muy por encima de sus posibilidades.

Las medidas de austeridad se han visto durante este verano: la política de fichajes ha sido especialmente austera, con contrataciones de jugadores más bien baratos. También se ha reducido el personal, tanto deportivo como no deportivo.

O vendes jugadores, o parcelas

"El año que viene habrá que vender patrimonio. Eso es indudable" reconocía a este diario el propio Javier Gómez. Por lo que, al acabar la próxima temporada hay que pensar que, seguramente, se tomarán medidas que, hasta ahora, se han conseguido esquivar. Entre ellas, por mucho que duela, es probable que sí que haya que vender a algún jugador. Eso que se ha evitado este año con los mejores activos del club: Villa, Silva o Mata y tan sólo se ha traspasado a Raúl Albiol.

Otra opción es la venta de parcelas del todavía estadio de Mestalla. Pero a nadie escapa que, en estos momentos, la coyuntura sigue siendo claramente desfavorable al mercado inmobiliario.

Hay que recordar que Vicente Soriano anunciaba, con la presencia de Dalport, una inyección de 500 millones, que convertirían a la entidad en "la más saneada de la Liga". Una promesa que se queda ahora por el camino.

Mientras tanto, los 92 millones vienen como agua de mayo para salvar las cuentas de la pasada temporada y para ir tapando agujeros. No hay que olvidar que, a finales de la pasada temporada ya hubo que recurrir a un crédito de 50 millones concedido por el empresario Eugenio Calabuig.

El estadio se pone en marcha

La ampliación de capital supone la reactivación de las obras del futuro estadio. Eso está más que decidido. Sobre todo, porque no se puede dejar por más tiempo ese mastodonte parado. Y porque su construcción supone, en teoría, la elevación de los ingresos mediante la explotación de distintos conceptos del mismo.